3/12/09

Experanza y Éxito



La esperanza es la materia prima con la que se construye el éxito.
Se materializa en la fe, la fe en determinación y la determinación en acción. Surge principalmente de su imaginación, de sus sueños con un mundo mejor, una vida mejor, un futuro mejor.

Si hay esperanza, podrá elegir una meta definida en la vida y hacerla realidad. Hace años, por ejemplo, James Hill, personaje importante de los ferrocarriles, era un simple empleado en una oficina de telégrafos que transmitía un mensaje de una mujer a una amiga que había perdido a su esposo. Se inspiro en lo que había leído en el mensaje: "Que la esperanza de reunirte con tu esposo en un mundo mejor mitigue tu dolor."

La palabra esperanza se le quedó grabada. Empezó a pensar en los poderes y las posibilidades de la esperanza. Eso lo llevo a soñar con construir un algún día una nueva red ferroviaria hacia el oeste. El sueño se convirtió en un firme propósito, que llevó a cabo. El sueño del empleado de telégrafos, inspirado en una simple palabra, se convirtió en la Great Northern Railway.

Hill hizo posible que mucha otra gente se convirtiera en multimillonaria porque sabia que el éxito de su red dependía de las fortunas de sus clientes. Persuadió a granjeros, mineros y madereros para que se trasladaran al oeste y transportaran sus mercancías en su  Great Northern Railway. Construyo un imperio que abarcaba desde Canadá hasta Missouri y desde los Great Lakes hasta Purget Sound. Nunca extendió su red de ferrocarriles al este.

Por su parte, Manuel Quezón se atrevió a soñar y desear un gobierno independiente para sus queridas islas Filipinas. Incluso llegó a tener la esperanza de que algún día llegaría a ser presidente de una república libre. Su esperanza se convirtió en una fe ciega que se materializó cuando hacía campaña para ser nombrado comisario residente en las islas.

Durante veinticuatro años dedicó todos sus esfuerzos a conseguir que un día su país se convirtiera en territorio independiente. Lo sé porque era amigo mío y me pedía que lo aconseje sobre cómo alcanzar sus objetivos políticos. El día que fue elegido presidente de la nueva Republica Filipina, Quezón me envió este telegrama: "Permítame darle las gracias desde el fondo de mi alma por haberme inspirado a mantener la llama de la esperanza encendida en mi corazón hasta este glorioso día."

La lección que nos enseña la historia de Quezón es que tenemos que darle rienda suelta a nuestra imaginación para que genere esperanza. Atrevernos a albergar grandes sueños. Convencernos a nosotros mismos de que nada es imposible. Como dijo Henry David Thoreau: "Si has construido castillos en el aire no has trabajado en vano, es solo el comienzo. Ahora pon los cimientos que lo sostendrán."

Defina su meta con la ayuda de la esperanza y la fe.

Escríbala.

Memorícela.

Conviértala en la estrella que guiara sus pasos hacia el éxito.

Luego actúe para que se haga realidad.


Si no pierde de vista su estrella, le será mucho más fácil perseguir su meta. Podrá darse cuenta de que acciones le conducirán a ella sin demora y cual harán su camino mas largo. Si no tiene la mirada puesta en su estrella, tomara muchas sendas equivocadas antes de llegar a su destino final.

Nunca olvide que todos los sueños nacen de la esperanza.

Todas las historias de éxito con un final feliz empiezan así:

"Érase una vez un hombre o una mujer que soñaba con..."


La suya también debe empezar así.


John C. Maxwell

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