30/11/09

Cinco pasos para hacer realidad los propósitos



El primer paso es formarse una clara imagen mental del resultado.


Por ejemplo, si se tratara de perder peso, deberías visualizarte cada mañana, recién levantado, como una persona delgada, en forma, llena de vitalidad y energía. Cuanto más clara fuese la imagen mental, más efectivo sería el proceso. La mente es una verdadera mina de poder y que este simple imaginar tu objetivo abrirá las puertas para la consecución de tu deseo.


El segundo paso consiste en someterse a sí mismo a presiones positivas.


La razón principal de que la gente no persevere en las cosas que se propone es que es muy fácil caer en los viejos hábitos. La presión no es siempre algo malo. Puede inspirarte para alcanzar grandes cosas. La gente suele conseguir cosas importantes cuando está entre la espada y la pared y se la obliga a echar mano del potencial que lleva en su interior.

¿Cómo puedo yo crear esa presión positiva?, Hay muchas maneras. Una de las mejores es el compromiso público. Di a todo el mundo que sabes que vas a perder esos kilos de más o escribir esa novela o cualquier otro objetivo que te hayas marcado. Una vez hagas pública tu meta, verás que la presión te estimula a trabajar en la dirección fijada, pues a nadie le gusta parecer un fracasado.

El tercer paso es muy simple: nunca te marques una meta sin fijar un plazo. 


Las metas pueden ser a corto, mediano o largo plazo, las fechas pueden ser flexibles (tener un rango) pero sin establecer fechas la mente no alcanzará nunca el máximo potencial para lograr los propósitos.

El cuarto paso es anotar los objetivos.

Comprate un diario o un cuaderno, te bastará con una libreta de espiral. Bautízalo “cuaderno de sueños” y anota en él todos tus deseos, objetivos y sueños. Es una forma de conocerte a ti mismo.

La mayoría de la gente no se conoce. No se han tomado el tiempo de analizar sus flaquezas y sus puntos fuertes, sus esperanzas y sus sueños. Según los chinos, tres son los espejos que forman la imagen de una persona: el primero es como se ve uno mismo, el segundo como te ven los otros, y el tercero refleja la verdad. Conócete a ti mismo.

Divide el cuaderno en secciones independientes según las distintas áreas de tu vida. Por ejemplo, podrías tener secciones para anotar objetivos en materia de puesta a punto, objetivos financieros, objetivos sociales y de relación y, tal vez lo más importante, objetivos espirituales.

Otra técnica muy efectiva es incluir en el cuaderno imágenes de las cosas que deseas e imágenes de personas que hayan cultivado los talentos y habilidades que tú esperas emular.

La mayoría de la gente hace lo mismo cuando se despierta, sin pensarlo: abrir los ojos, bajar de la cama, ir al baño y cepillarse los dientes. Por lo tanto, dedicarte durante veintiún días al mismo objetivo y realizar esa misma actividad a la misma hora hará que se convierta en un hábito.

El quinto paso, es disfrutar del proceso

El último paso es aplicable en la medida en que avanzas por el sendero de tu vida. Debes disfrutar del proceso. Debes asegurarte de pasarlo bien mientras avanzas por el camino de tus objetivos. Nunca olvides la importancia de vivir con júbilo desbordante. Nunca descuides la exquisita belleza que hay en todas las cosas vivas.

26/11/09

Soportar el rechazo como camino al éxito



Todos los que han llegado a la cima han tenido que soportar rechazos. Sólo tiene que aceptar que no son nada personal. Considere lo siguiente:

• Cuando Alexander Graham Bell ofreció los derechos del teléfono por $100,000 a Carl Orton, presidente de Western Union, Orton le contestó: “¿Qué podría hacer esta compañía con un juguete eléctrico?”

• A Angie Everhart, quien comenzó a modelar a los dieciséis años, la dueña de una agencia de modelaje, Eileen Ford, le dijo en una oportunidad, que nunca podría tener éxito como modelo. ¿Por qué no? “Las modelos pelirrojas no tienen demanda.” Poco después, Everhart se convirtió en la primera pelirroja en la historia en aparecer en la cubierta de la revista G1amour tuvo una excelente carrera como modelo y después actuó en veintisiete películas y numerosos programas de televisión.

• El novelista Stephen King casi comete un error multimillonario al tirar a la basura su manuscrito de Carne, porque estaba cansado de que se lo rechazaran. “No nos interesa la ciencia ficción si se ocupa de utopías negativas,” le dijeron. “Esos libros no se venden.” Por suerte, su esposa sacó el manuscrito de la basura. Con el tiempo, Carne fue publicada por otro editor, vendió más de cuatro millones de copias y fue llevada al cine para convertirse en un éxito.

• En 1998, los cofundadores de Google, Sergey Brin y Larry Page, contactaron a Yahoo y sugirieron una fusión. Yahoo hubiera podido obtenerla compañía por unas cuantas acciones, en cambio, sugirieron que los jóvenes fundadores de Google siguieran trabajando en su pequeño proyecto escolar y volvieran cuando hubieran madurado. En el término de cinco años, Google tenía una capitalización de mercado calculada en $20,000 millones. En el otoño de 2004, los empresarios de Google hicieron una subasta pública que llegó a generar $1,670 millones.

El récord del mayor y más sorprendente número de rechazos sería probablemente el de John Creasey. Este popular autor de novelas de misterio británico acumuló ¡743 notas de rechazo antes de vender su primer libro! Sin dejar que eso lo inmutara, durante los siguientes cuarenta años publicó ¡562 libros largos bajo veintiocho pseudónimos distintos! Si John Creasey puede manejar 743 rechazos, también usted podrá.

Abel Cortese

19/11/09

Ganar y perder




Hay quien dirá: “El dolor que nos produce el perder es mayor que la dicha que nos procura el ganar”, y la investigación psicológica corrobora esta observación.

Nos adaptamos más rápidamente al ganar que al perder. Cuando ganamos, elevamos nuestra mira y avanzamos; en cambio, cuando perdemos, nuestra recuperación es más lenta. Experimentos realizados en laboratorios de psicología demuestran que la pena del perder es más intensa que el placer del ganar. Cuando sentimos que deberíamos haber ganado, la pérdida duele más que cuando hicimos todo lo posible y fuimos derrotados por circunstancias imprevistas.

Sin embargo, el tiempo mitiga el dolor de la pérdida. En el mostrador de un taller de reparación de automóviles hay un cartel que dice: “El recuerdo de la mala calidad dura más que la dulzura del precio bajo”. Ingenioso, pero falso.

Los sucesos desagradables tienden a desaparecer de la memoria; son suprimidos o reprimidos.

Esta conclusión es el resultado de cincuenta años de experimentos sobre el tema de la memoria, tales como el siguiente: se solicitó a estudiantes universitarios que hicieran una lista de las cosas buenas y malas que les habían sucedido el verano anterior; seis meses más tarde habían olvidado más cosas malas que buenas.

Abel Cortese

Éxito, fracaso y propósito



‘El hecho es que allí donde miles han triunfado, millones han fracasado’
.

¿Constituye esta afirmación un hecho real?

En verdad que no.

Podemos decir que, literalmente, millones de personas logran lo que se proponen en casi el ciento por ciento de los casos.

¿Y qué se proponen?

Se proponen evitar todo esfuerzo.

Se proponen eludir toda responsabilidad.

Se proponen simplemente vegetar.

Se proponen evitar los esfuerzos concertados con sus compañeros de labor.

Se proponen liberarse de trabajar con ahínco fuera del horario normal; lo cual, sin embargo, es de manifiesta utilidad para el éxito futuro.

Se proponen simplemente un mediocre bienestar.

Se proponen cesar de luchar y lo hacen. Se rinden.

Y todo lo que se proponen de este modo, lo consiguen.


Luis Alberto Machado

Entusiasmo más acción, igual a éxito


Piense en un automóvil último modelo, estupendo. Es muy caro, 100.000 de dólares. De diseño clásico. De primera categoría. Una obra de ingeniería de categoría mundial. Dotado de una preciosa tapi­cería hecha a mano, así como de un motor también fabricado a mano.

Pero se presenta un problema. El coche no arranca. ¿Por qué? Por­que no se ha instalado en él el sistema de encendido. Para un caso de emergencia, como tener que llevar a alguien al hospital, a toda veloci­dad, ese coche de 100.000 de dólares no es más que un montón de chatarra.

Ahora piense en alguien a quien conozca que ha tenido todas las facilidades en la vida. Cuando llega a la edad adulta, esa persona ha resultado «cara». Se han gastado miles y miles de dólares en alimentarle, vestirle, educarle y disponer de todo lo necesario para que se prepare para una carrera. El «diseño» de esa persona es estupendo, tiene una procedencia genética excelente, un aspecto ma­jestuoso y buena salud. La «ingeniería» ha sido de primera categoría; ha ido a los mejores colegios y universidades y está ataviada con la mejor ropa.

Pero, como en el caso del coche, hay un problema, Johnny, senci­llamente, no funciona. Su sistema de encendido psicológico falla, y no puede ponerse en marcha. En el mundo real, lleno de competitividad, los 25 millones de pesetas empleados en prepararle para el éxito se pierden irremisiblemente.

Las máquinas y los seres humanos tienen algo en común: hay que «entenderlos» para que empiecen a funcionar.

Recuerde:

 Los seres humanos nacen con un sistema de encendido psicológico. Este sentido tiene un nombre: entusiasmo.

El entusiasmo es algo completamente invisible e intangible. Y, sin embargo, sus resultados pueden verse a diario. Cuando usted ve a un atleta batir un «récord», está viendo entusiasmo puesto en acción. Una familia con poco dinero, que hace un esfuerzo para que sus hijos obtengan una buena formación, un vendedor que obtiene los máximos resultados, una persona que pide un trabajo y lo consigue, una perso­na «normal» que llega a millonario, un individuo con la habilidad de hacer cambiar la opinión de la gente, una pareja que consigue que su matrimonio funcione de maravilla; todas estas personas tienen un gran entusiasmo.

Como ve, el entusiasmo es la adrenalina psicológica que hace que su mente, cuerpo y voluntad trabajen para asegurarle la victoria, a pe­sar de lo duro que ésta resulte, dadas la competencia, las limitaciones económicas y otros muchos inconvenientes.

Todo el mundo nace con entusiasmo. Lo primero que hace un re­cién nacido es gritar con enorme entusiasmo. Si una persona adulta diera un grito de intensidad tantas veces mayor, cuanto mayor es su peso, el sonido se oiría a una milla de distancia.

Pero pronto ese espíritu lleno de corazón y honestidad se va desin­flando. La gente empieza a manipular el sistema de encendido psicoló­gico del jovencito. Y el niño empieza a oír frases como «no lo hagas», «deja de hacer eso», «no deberías», «ya deberías saber», «eres tonto», «¿es que no puedes hacer nada bien?» y otro tipo de indicaciones que solamente le hacen perder su entusiasmo.

Las palabras de encomio, ánimo o alabanza son infrecuentes. Con el paso del tiempo, el chico o la chica encuentran su seguridad a base de no proyectar hacia el exterior su verdadera personalidad. El entu­siasmo con el que nacieron es reemplazado por el conformismo. Y dado que el conformismo es simplemente anodino, falto de entusias­mo y vulgar, la mayor parte de la gente, cuando llega a la edad adulta, ha perdido sus ansias de llevar una vida interesante, positiva y llena de alegría. Se han hecho intentos de explicar el fenómeno de la geniali­dad: ¿por qué hay personas que triunfan de forma anormal en la cien­cia, en los negocios, las artes o la tecnología?

Una teoría, que durante muchos años tuvo gran aceptación popu­lar, proponía la idea de que los individuos que se salen de lo común están dotados de cerebros de mayor tamaño que la gente normal. Pero algunos experimentos en los que se pensó, de hecho, el cerebro de va­rias personas prominentes, demostraron que no había diferencias con respecto al peso medio de las personas más comunes.

A menudo se ha considerado que una mejor educación podría ex­plicar la diferencia. Sin embargo, ni Einsten, que revolucionó la for­ma de pensar en la física, ni Von Braun, que fue el pionero en la explo­ración espacial, obtuvieron título de doctor. Muchos de nuestros más grandes artistas, de nuestros mejores ejecutivos de negocios, empresa­rios, granjeros y filósofos, tienen una educación formal limitada. De hecho existe un verdadero problema en la cuestión de la educación formal. La gente se queda muy tranquila pensando que, por el mero hecho de que les den un titulo, que no es más que un pedazo de papel, tienen el éxito asegurado.

Un científico, ganador reciente del premio Nobel de Química, dijo:

«Estoy totalmente obsesionado con la química. Es mi vida. Vivo para lograr explicar la naturaleza de la materia.» Esta obsesión o entusias­mo es lo que explica su éxito.

La cantidad de entusiasmo que tenemos, en potencia, todos nosotros, es ilimitada. Todos tenemos la posibilidad de hacer uso de la cantidad de entusiasmo que queramos. Si nos entregamos con poca fuerza, el resultado que obtendremos será pequeño. Pero si ponemos mucha energía en lo que hagamos, lograremos grandes éxitos. Uno consigue lo que quiere en proporción directa al entusiasmo que se pone en lo que se hace. Un gran éxito siempre está acompañado por un gran en­tusiasmo. Por el contrario, los fracasos siempre suelen estar unidos a la falta de entusiasmo.

Kenneth Blanchard

Sobre la Esperanza



La esperanza es la fortaleza para perseverar.
                                                June Dutton

John Dutton escribió: “La esperanza es una manotada de sueños. La esperanza es un corazón paciente. La esperanza es la cura de la tristeza... el reparador de corazones partidos... La esperanza es la fortaleza para perseverar”. Me gustaría agregar que la esperanza está representada en Dennis Walters.

Dennis era uno de los jugadores de golf más promisorios de los EE.UU., hasta que un absurdo accidente en un carrito de golf le produjo la parálisis de ambas piernas.

Pero Dennis no se contentó con simplemente jugar al golf; su meta era convertirse en profesor de golf.  No cabe duda de que esa es toda una meta para una persona que tiene paralizada toda una parte de su cuerpo. Dennis aprendió a pegarle a la pelota desde un asiento. Diseñó un asiento giratorio para su carro de golf y aprendió a bajarse de éste con muletas para hacer el puff con una sola mano.

Hoy en día, Dennis hace 18 hoyos en unos 70 golpes y hace unos drives de hasta 230 metros, desde un asiento. Dennis no es solamente profesor de golf en la Florida, sino también uno de los únicos 4 hombres en los EE.UU. que puede ganarse la vida haciendo exhibiciones de golf.

Dennis Walters es un hombre de esperanza. ¡Lo que él ha logrado nos da a todos esperanza!


Zig Ziglar

18/11/09

Decálogo del Optimista



1 - Los optimistas se aman,

procuran un alto nivel de autoestima,

se valoran y aprovechan lo mejor posible

sus talentos personales innatos.



2 - Los optimistas aceptan a los demás como son,

y no malgastan energías queriendo cambiarlos,

sólo influyen en ellos con paciencia y tolerancia.



3 - Los optimistas son espirituales,

cultivan una excelente relación con Dios

y tienen en su fe una viva fuente

de luz y de esperanza.



4 - Los optimistas disfrutan del "aquí" y el "ahora",

no viajan al pasado con el sentimiento de culpa

ni el rencor, ni al futuro con angustia.

Disfrutan con buen humor y con amor.



5 - Los optimistas ven oportunidades

en las dificultades,

cuenta con la lección que nos ofrecen los errores

y tienen habilidad para aprender de los fracasos.



6 - Los optimistas son entusiastas,

dan la vida por sus sueños

y están convencidos de que la confianza

y el compromiso personal obran milagros.



7 - Los optimistas son íntegros

y de principios sólidos,

por eso disfrutan de paz interior

y la irradian y comparten,

aún en medio de problemas y crisis.



8 - Los optimistas no se desgastan

en la crítica destructiva

y ven la envidia como un veneno.

No son espectadores de las crisis

sino protagonistas del cambio.



9 - Los optimistas cuidan sus relaciones

interpersonales con esmero,

saben trabajar en equipo

y son animosos sembradores de fe,

esperanza y alegrías.



10 - Los optimistas también tienen épocas difíciles,

pero no se rinden ni se dejan aplastar por su peso,

ya que saben que aún la noche más oscura tiene

un claro amanecer y que por encima de las nubes

más densas sigue brillando el sol;

que todo túnel, por más largo y oscuro que sea

siempre tendrá otra salida

y que todo río siempre tiene dos orillas.

16/11/09

Es usted quien decide en qué creer



Stephen J. Cannell, perdió primero, cuarto y décimo en la escuela. No podía leer ni entender como lo hacían sus compañeros de clase. Estudiaba cinco horas con su madre para presentar un examen y lo reprobaba. Cuando preguntó a un amigo que obtuvo una ‘A' cuánto había estudiado para el examen, él le respondió: “No estudié”. Stephen llegó a la conclusión de que él no era inteligente.

“Pero decidí, como un acto de fuerza de voluntad, que no iba a pensar más en eso,” me contó. “Me negaba a pensarlo. En cambio, centré mis energías en lo que sabía hacer, y eso era jugar fútbol. Si no hubiera sido por el fútbol, en donde sobresalía, no sé qué hubiera sido de mí. Logré mi autoestima con la práctica de los deportes.”

Al dedicar todas sus energías al fútbol, ganó honores inter-escolares como “running back”. Con el fútbol aprendió que, si se lo proponía, podía alcanzar la excelencia.

Más tarde pudo transferir esa fe en sí mismo a su carrera, que, por extraño que parezca, fue la de escribir guiones para televisión. Con el tiempo, tuvo su propio estudio de producción, donde creó, produjo y escribió más de 350 guiones para treinta y ocho programas diferentes incluyendo The A-Team, The Ro Files, Baretta, 21 Jump Street, The Commish, Renegade, y Silk Stalkings. En la cima de su carrera, tenía más de 2000 personas en su nómina; y, por si so fuera poco, después de vender su estudio escribió once novelas que llegaron a la lista de best-sellers.

Stephen es el ejemplo por excelencia de que lo que importa no es lo que la vida nos da sino como respondemos a ella, mental y físicamente.


Jack Canfield

15/11/09

El milagro del árbol de bambú chino



Hace unos años, un maestro de la filosofía china escribió esto:

Me gustaría sugerir que, en todo lo que hagan, siempre tengan en cuenta el milagro del árbol de bambú chino.

Después de plantado, la semilla de este asombroso árbol de bambú, no deja ver nada, absolutamente nada, durante cuatro años, excepto un pequeño bulto saliendo de la tierra.

Durante esos cuatro años, todo el crecimiento se lleva a cabo bajo la tierra en una estructura masiva y fibrosa de raíces que se expande hacia abajo y a lo ancho debajo de la tierra. Pero entonces, en el quinto año, el árbol de bambú chino crece… ¡hasta 25 metros!

Abel Cortese

13/11/09

Aprender acerca de nuestras aptitudes


La experiencia contribuye a generar las diferencias sustanciales que existen en cuanto a la cantidad y la exactitud de las ideas que tenemos acerca de nuestras aptitudes. Algunos hemos pasado por la vida relativamente protegidos, sin enfrentar desafíos, de modo que las ideas que tenemos acerca de nuestras aptitudes no han sido puestas a prueba. Otros, en cambio, se han visto a menudo forzados a confrontar sus ideas con la realidad.

A veces aprendemos en forma directa por la confrontación con la naturaleza o con una tarea, generándose así un fugaz y brillante destello de autoconocimiento. Aunque el novelista John Barth afirme que “ver dentro de uno mismo implica siempre malas noticias”, considero que esto se aplica más a nuestros deseos que a nuestra real capacidad. El conocimiento de nuestras aptitudes implica casi siempre buenas noticias, ya que conduce a una acción racional.

Albert Einstein, por ejemplo, explicaba de este modo por qué había elegido la física y no la matemática como campo de estudio:

"Ello se debió, obviamente, al hecho de que en el terreno de la matemática mi intuición no era lo bastante fuerte como para diferenciar con claridad las cosas de importancia fundamental, lo realmente básico, de la erudición más o menos prescindible. En este campo (la física) pronto aprendí a distinguir aquello que podía conducir hacia lo funda mental, y a apartarme de todo lo demás, de la multitud de cosas que atiborran la mente y la distraen de lo esencial".

Algunas de las cosas que creemos acerca de nuestras aptitudes son equivocadas. Cometemos errores significativos incluso respecto de características como la inteligencia, aun cuando todo haría suponer que hemos tenido ocasión de ponerla a prueba muchas veces. Nos consideramos estúpidos, brillantes o término medio, según lo que nos dijeron nuestros padres y hermanos, según las notas que obtuvimos en la escuela, los tests de inteligencia, los éxitos en el trabajo y nuestras experiencias en la resolución de problemas. No obstante, la comparación entre las autoevaluaciones y los resultados de los tests de inteligencia revela gruesos errores de sobreestimación y subestimación.

Mihalhy Csikszentmihalyi

10/11/09

Dentro de ti está el secreto



Busca dentro de ti la solución de todos los problemas,

Hasta de aquellos que creas más exteriores y materiales.

Dentro de ti está siempre el secreto;

Dentro de ti están todos los secretos.

Aun para abrirte camino en la selva virgen,

Aun para levantar un muro, aun para tender un puente,

Has de buscar antes, en ti, el  secreto.

Dentro de ti hay tendidos ya todos los puentes.

Están cortadas dentro de ti.

Pregunta al arquitecto escondido:

Él te dará sus fórmulas.

Antes de ir a buscar el hacha de más filo,

La piqueta más dura, la pala más resistente,

Entra en tu interior y pregunta...

Y sabrás lo esencial de todos los problemas

Y se te enseñará la mejor de todas las fórmulas

Y se te dará la más sólida de las herramientas.

Y acertarás constantemente,

Pues que dentro de ti llevas la luz misteriosa

De todos los secretos.


Amado Nervo

Alimente a otros: coma bien usted mismo



Un hombre fue llevado a recorrer tanto el Cielo como el Infierno. Su primer guía fue el diablo, así que lo invitó a iniciar su recorrido por el Infierno. La primera visión fue de sor presa debido a que todos los ocupantes estaban sentados ante una mesa de banquete con todos los platillos imaginables, incluyendo carnes de todos los confines del mundo, frutas y vegetales y todo platillo delicado conocido por el hombre. Con justificación el diablo señaló que nadie podía pedir más.

Sin embargo, cuando el paseante observó cuidadosamente a los comensales, no vio ni una sola sonrisa. No había música ni alegría que generalmente está asociada con tales festividades. Las personas sentadas a la mesa se veían aburridas y sin ánimo y literalmente eran solo pellejo y huesos. El visitante observó que cada persona tenía atados con correas un tenedor a la mano izquierda y un cuchillo a la mano derecha. Cada cubierto tenía una agarradera de metro y medio de largo que impedía completamente el comer. De esa manera, con toda clase de alimentos al alcance de sus dedos, estaban muriéndose de hambre.

La siguiente visita fue al Cielo, donde el hombre vio una escena idéntica en todo sentido —iguales comidas, iguales cu chillos y tenedores con las mismas agarraderas de metro y medio. Sin embargo, los habitantes del Cielo reían, cantaban y la pasaban de maravilla. Estaban bien alimentados y gozaban de excelente salud. El viajero se sintió sorprendido durante un momento y se preguntó cómo era posible que en condiciones tan semejantes se tuvieran resultados tan distintos.

Las personas del Infierno estaban muertas de hambre y eran miserables, en tanto que en el Cielo estaban bien alimentadas y felices. Entonces vio la respuesta. En el Infierno, cada persona había estado tratando de alimentarse a sí misma, lo que es imposible con un tenedor y cuchillo con agarraderas de metro y medio. En el Cielo, cada persona alimentaba a la que estaba sen opuesta a sí misma, y la persona en frente le correspondía. Ayudándose mutuamente se habían ayudado a sí mismos.

El mensaje es claro, es sumamente importante la forma en que vea los casos y personas, debido a que USTED TRATA A LAS PERSONAS Y SITUACIONES EXACTAMENTE COMO LAS VE.

Ésta es una de las razones por las que sigo recordándole que puede obtener todo lo que quiera de la vida si ayuda a un número suficiente de otras personas a obtener lo que desean.


Zig Ziglar

9/11/09

Ciencia y pensamientos positivos




Grez Garamoni y Robert Schwarz, dos psicólogos de la Universidad de Pittsburg, decidieron contar el número de pensamientos positivos y negativos de distintas personas y observar la proporción de cada grupo.

Como investigadores exhaustivos se centraron en «pensamientos» de diferente índole: recuerdos, en— sueños, explicaciones, etcétera.

Basándose en 27 estudios llegaron a la conclusión de que las personas deprimidas presentaban en proporción idénticos pensamientos positivos y negativos. Las personas no deprimidas, en cambio, duplicaban los positivos.

Esta conclusión puede sonar un tanto simplista, pero es poderosa, y es respaldada también por los resultados de la terapia, ya que los pacientes deprimidos que mejoran pasan paulatinamente a tener el doble de pensamientos positivos. Los que no mejoran permanecen en la situación de igualdad entre positivos y negativos.

Abel Cortese

4/11/09

Conferir categoría



En 1917, Rusia despojó el rango a todos sus oficiales,. Los oficiales se encargaban de la limpieza de sus propios alojamientos, comían con la tropa y se ponían en fila junto a los ordenanzas. No recibían especiales privilegios, saludos o títulos. De la noche a la mañana, la organización se convirtió en el ejercito más desastroso que jamás haya conocido la historia.

Los oficiales estaban completamente desmoralizados. Carecían de valor como soldados y no digamos nada de la forma en que asumían sus responsabilidades de oficiales.

Tan pronto como se comprendió lo que estaba pasando, Rusia devolvió su categoría a los oficiales.

En su monstruoso error, Rusia había menospreciado un claro y apremiante impulso del comportamiento humano. ¡Rusia averiguó que, para conseguir que se hagan las cosas en una sociedad organizada, hay que otorgar prestigio a la gente!

La lección se aprendió muy bien. Hoy en día, en Rusia las medallas, los trofeos y lo títulos se utilizan profusamente para distinguir a todos los sectores de la sociedad.


M. R. Kopmeyer

2/11/09

Acerca de nuestra personalidad


Cada uno de nosotros posee una personalidad; buena, mala, neutra indiferente, o resultante de la combinación de las tres. Esa personalidad está constituida por los hábitos intelectuales y emocionales, modalidades, gustos, repugnancias, deseos y reacciones.

Podemos a veces lucir un buen número de hábitos y cualidades inmejorables, observando por desgracia que tales prendas no rinden los naturales frutos, debido a que quedan oscurecidas por el apego inveterado a un hábito o característica de la personalidad, de tipo negativo, que hemos adquirido en la infancia o en alguna época no feliz de nuestras vidas.

Somos juzgados diariamente de acuerdo a las cualidades que tenemos o que nos faltan, de acuerdo a las cosas menudas que hacemos, o de las pequeñas que omitimos hacer.

Resulta muy conveniente ahondar en las razones y causas que han hecho populares y triunfadores a muchos; para eso servirá la siguiente lista de rasgos o modalidades del carácter, algunos de los cuales parecerían ser demasiado sencillos. Quizá por su misma sencillez, mucha gente desprecia y no valoriza en su vital importancia.

VEINTICINCO CARACTERÍSTICAS DE LA BUENA PERSONALIDAD:
Según Orison S. Marden, el hombre o la mujer cuya vida está animada por una personalidad popular que le lleve generalmente al triunfo, suele ser en pensamiento y en actos:

1. Entusiasta.

2. Lleno de tacto.

3. Confiado en sí mismo.

4. De buena memoria.

5. Enérgico.

6. Exacto.

7. Solidario.

8. Leal.

9. Sincero.

10. Laborioso.

11. Original.

12. Simpático.

13. Amistoso.

14. Generoso.

15. Alegre.

16. Pulcro y limpio.

17. Decidido.

18. De buen hablar.

19. Integro.

20. Prevenido.

21. Optimista.

22. Tolerante.

23. Valiente.

24. Equilibrado.

25. No murmurador.

Abel Cortese

Las Universidades Argentinas fabrican empleados, no emprendedores



En la Argentina, las Universidades no te enseñan a ser emprendedor. Te preparan para salir a trabajar para una empresa. Para ser empleado.

Faltan Unviersidades como el Babson College o el IE Business School que tengan foco en el Entrepreneurship…

Hace un tiempo, en el diario La Nación, salió publicada una excelente entrevista a Santiago Iñiquez de Onzoño, Decano del IE Business School, que habla sobre el tema.

Un par de quotes de la entrevista titulada El empresariado es la única salida
“El empresariado no es el enemigo del pueblo, como se lo ha querido caricaturizar, sino es la única salida a la crisis”
“Las universidades son como torres de marfil y tienen que dejar de fabricar desocupados”
Si bien existen iniciativas de algunas Universidades con sus Centros y  Cátedras de Entrepreneurship y competencias de planes de negocios, creo que falta un largo camino por recorrer…

Yo además agregaría que, en general, a las Universidades de Negocios en nuestro país le falta calidad académica… O acaso van a seguir refritando eternamente La Matriz BCG , el Analisis FODA y la Matriz de Porter

(Fuente: http://damianvoltes.com/las-universidades-argentinas-fabrican-empleados-no-emprendedores)

Disfrute haciendo sacrificios: son inversiones de cara al éxito (I)




A. P. Gouthey escribió en una ocasión, «conseguir ganar algo sin arriesgar nada, lograr experiencia sin ningún peligro u obtener una compensación económica sin trabajar es tan difícil como vivir sin ha­ber nacido».
En esta frase tan clarividente está contenido uno de los elementos esenciales para vivir con éxito.
En pocas palabras, no puede haber éxito sin sacrificio.
Pero ¿es malo el sacrificio? Como ocurre con muchas otras expre­siones de nuestro lenguaje, la palabra «sacrificio» se malinterpreta. Para la mayoría de la gente el sacrificio consiste en privarse de tiempo libre o de dinero, en soportar situaciones duras o en hacer algo desa­gradable. Si bien es cierto que el sacrificio puede comportar esas cosas, la definición no es completa. La otra parte que la compone, la que casi siempre pasamos por alto es que el sacrificio supone obtener algo de mayor valor que lo que se sacrifica.
De forma que la definición completa es que el sacrificio consiste en prescindir de algo que tiene valor —sea dinero, tiempo o energía— para obtener algo de mayor valor —más cantidad de dinero, un nivel de vida superior, una educación de más calidad para los hijos o cual­quier otra cosa valiosa—.
O, dicho de forma muy sencilla, el sacrificio consiste en renunciar ahora a un poco para lograr más adelante mucho.
En este sentido, sacrificarse significa invertir. Renunciamos a algo hoy, de forma que tendremos más mañana.
Permítame que le ponga el ejemplo de cómo un ejecutivo a quien conozco, Jerome W., convirtió un sacrificio en un beneficio para su esposa, sus cuatro hijos y para él mismo.
Conozco a Jerome desde que empezó a trabajar en una compañía puntera de productos domésticos, en calidad de vendedor, hace 25 años. Su éxito en la compañía fue extraordinario. Un mes después, aproximadamente, de que lo nombraran director general comí con él. Pedí a Jerome que me dijera si los sacrificios que habían hecho él, su esposa y su familia, habían valido la pena, a la vista de su triunfo pro­fesional y sus elevadas ganancias.
Jerome pensó un rato y me dijo algo de gran profundidad: «Al principio de mi carrera en la compañía», comenzó Jerome, «me di cuenta de la gran verdad contenida en el dicho: es más agradable la caza que la obtención de la presa. Aplicado a mi caso, entendí que el camino hacia la cima debía ser, al menos, tan agradable como alcan­zar la cima.» «Hay que pensar», continuó Jerome, «que la vida es como un viaje y que, en definitiva, el destino de todos nosotros es mo­rir. Pero pienso que todo el mundo estará de acuerdo en que vivir una vida llena de aventuras es más divertido que morir después de 30 ó40 años de aburrimiento. De forma que mi esposa Mary y yo decidi­mos, desde el principio, que mi viaje hasta lo más alto de la compañía iba a ser una gran aventura, porque debo decir que nunca vacilé en mi decisión de recorrer todo el camino hasta el final.»
«¿Cuántas veces os trasladasteis de lugar en los últimos 25 años?», le pregunté.
«Siete veces», contestó Jerome. «Eso se tradujo en la venta de siete casas, la compra de otras siete, en tener que introducir a nuestros hijos en siete diferentes sistemas escolares y en tener que amoldarnos a las características de siete ambientes sociales diferentes.»
«La mayoría de la gente consideraría que eso representa un sacrifi­cio excesivo en la carrera profesional», observé.
«Lo que hicimos Mary y yo», me explicó Jerome, «fue convertir cada traslado en una aventura. Ayudamos a nuestros hijos a ver cada cambio de residencia como una oportunidad de hacer todavía más amigos, de conocer más lugares del país, de experimentar nuevas cos­tumbres, nuevos climas y diferentes formas de vida. Seguro que los chicos echaron de menos a sus amigos durante una temporada, pero los jóvenes se adaptan muy rápidamente.»
 «También hubo muchos inconvenientes que tuve que soportar. Tuve que amoldarme, en el tránsito, a distintos directores. Algunos eran grandes personas. Unos pocos no lo eran. En algunas ocasiones tuve bajo mi responsabilidad a personas que no me gustaban. Y, por dos veces, me encontré con compañeros de trabajo que intentaron en­torpecer el avance en mi carrera, poniéndome en mal lugar. Pero todas estas experiencias las di por buenas, me fortalecieron.»
Lo que Jerome me contó se puede resumir en esto: el sacrificio es, en gran medida, una actitud mental. La gran mayoría de la gente con­sidera que un traslado significa tener que hacer un sacrificio. En vez de verlo así, Jerome y Mary lo convirtieron en una aventura.

Disfrute haciendo sacrificios: son inversiones de cara al éxito (II)



Si sacrificarse merece la pena, ¿por qué la gente hace lo que sea para evitarlo?, ¿por qué la gente se resiste a hacer sacrificios?, ¿por qué no está dispuesta a renunciar al placer del momento, en aras de una mayor satisfacción futura? Quizá se trate de la antigua actitud popular de tiempos de guerra, en los cuales los soldados decían, «come, bebe y sé feliz ahora, ya que mañana puedes morir», o quizá se trata de esa tendencia a no avanzar, propia de una generación que lo basa todo en el «ahora» y que quiere que sus demandas sean satisfechas de forma inmediata, como ocurre con la recompensa instantánea que esperan los niños.

Aquél que quiera lograr el máximo éxito, tiene que estar dispuesto a sacrificarse o, lo que es lo mismo, a invertir ahora para obtener com­pensación más adelante.

Para comprobar la validez de lo anterior, consideremos esto:

La mayoría de la gente, al alcanzar la edad de 65 años, tiene pocos ahorros, inversiones u otros valores, y eso que han formado parte du­rante 45 años de vida adulta de la sociedad más rica que se ha conoci­do. Si estas personas que pueden considerarse pobres, o casi pobres, hubieran invertido, solamente un 10 % de lo que ganaron, en una cualquiera, de entre los cientos de posibilidades de inversión «segura», estarían en muy buena posición económica y el sistema de la Seguri­dad Social podría suprímirse por completo.

Muchos jóvenes creen que no deberían de trabajar más de 35 ó 40 horas a la semana. Si se les pidiera que trabajaran más horas lo consi­derarían un sacrificio tan grande, que muchos de ellos tratarían de conseguir otro trabajo.

Millones de personas que desempeñan tareas que están siendo rá­pidamente asumidas por robots y ordenadores piensan que es dema­siado sacrificado aprender esas nuevas técnicas de las cuales existe una demanda cada vez mayor.

En vez de invertir una parte de lo que ganan, millones y millones de personas ceden a la tentación y efectúan compras siguiendo un plan de los del tipo, «no deberá hacer usted ningún pago en los primeros 48 meses».

Millones de estudiantes, en lugar de sacrificarse y aprender de ver­dad las asignaturas, utilizan cualquier procedimiento imaginable para aprobar el curso, con excepción del consistente en estudiar y aprender.

Sin embargo, también hay que decir que hay personas, de todas las edades, que resultan dignas de admiración por su fuerza de volun­tad y por su buen sentido a la hora de aceptar sacrificios.

Los médicos son uno de los grupos profesionales más respetados en nuestra sociedad. ¿Por qué? Porque hay que realizar enormes sacrificios para obtener la calificación correspondiente. Para llegar a ser médico hay que obtener unas notas excelentes, antes, y, después, so­meterse a un programa verdaderamente duro en la escuela superior de medicina. A partir de entonces comienza el verdadero sacrificio: hay que trabajar como residente o interno en un hospital para adquirir ex­periencia práctica.

Un interno trabajo 100 ó más horas a la semana con un sueldo muy bajo, tiene jornadas de hasta 36 horas seguidas, sin descansar ni dormir, y solamente disfruta de un día libre al mes.
Las personas que preparan a los médicos dicen que este programa tan extraordinariamente duro de trabajo es esencial para enseñar a los nuevos a adquirir la disciplina y el sentido de la responsabilidad que debe tener un médico. El servicio de adiestramiento para la medicina es muy duro, pero los que pasan con éxito la situación de internado, se sienten muy orgullosos de ello.

John Y., un joven médico amigo mío, es un ejemplo de ello. Le conozco desde que comenzó su formación premédica hace 10 años. Hace poco, me dijo: «He trabajado de 12 a 16 horas al día los siete días de la semana desde que comencé en la escuela superior. No me importa haberme tenido que sacrificar. Recuerdo que tú definías el sa­crificio como una inversión. Pronto seré un médico en activo y obten­dré una renta muy elevada en relación a la de la mayoría de la gente. Y, entonces, todos mis amigos que han tenido durante años un hora­rio de 9 de la mañana a 5 de la tarde me verán con cierta envidia por­que viviré mejor que ellos.»

Las observaciones de John hicieron que me acordara de otros jóve­nes que conozco y que se están sacrificando en la actualidad para obte­ner en el futuro una compensación superior. Pete W. trabaja en un ser­vicio de ordenadores. Tiene la máquina a su lado durante 168 horas a la semana. Y hace las llamadas del servicio de buen grado, ya que, como el dice, «es mi trabajo, me gusta y la empresa cree que hay que tener contentos a los clientes».

También conozco a una mujer de 32 años de edad que trabaja a jornada completa de secretaria y a tiempo parcial de camarera para ayudar a mantener a una hermana menor que padece una enfermedad de riñón incurable, cuyo tratamiento resulta muy caro.

El sacrificio es una inversión que significa más que simplemente dinero. El sacrificio proporciona una satisfacción profunda cuando ayudamos a otros a encontrar alegría en este mundo.

¿Se acuerda de la afirmación de A.J. Gouthey que he mencionado anteriormente? «Conseguir ganar algo sin arriesgar nada, lograr expe­riencia sin ningún peligro u obtener una compensación económica sin trabajar es tan difícil como vivir sin haber nacido.»

Permítame que cuente una vez más una vieja historia. Un rey muy rico quería resumir los factores que se necesitan para llegar al éxito. A tal efecto, pidió a las personas más sabias de su reino que le revela­ran el secreto. «Os daré diez años para que encontréis la respuesta», les dijo. Pasados los diez años, los sabios volvieron al rey y pusieron sobre su mesa 24 libros.

«Esto parece demasiado complicado», dijo el rey. «Tomemos otros diez años para hallar la verdadera respuesta.»

Diez años más tarde, aquellos brillantes estudiosos, regresaron. En esta ocasión pusieron sobre la mesa del rey solamente un libro.

«Esto resulta todavía excesivamente complicado»
, les dijo el rey. «Os doy otros diez años más para que encontréis la fórmula del éxito.»

Pasaron diez años más y los sabios, cada vez más viejos y débiles, volvieron y situaron un trozo de papel sobre la mesa del rey. En el papel estaba escrito, «no hay atajo sin trabajo».

El rey quedó encantado. «Por fin», dijo, felicitando a los sabios, «habéis encontrado la fórmula del éxito. No hay atajo sin trabajo.»

Los amigos, la felicidad, los logros, el dinero, el ascenso, las recom­pensas, el amor y cualquier otra cosa que merezca la pena, se obtienen, solamente, por medio del sacrificio.

Disfrute sacrificándose. El sacrificio le conduce al éxito.


David Schwartz

Llegar hasta el final


"Cuando el hombre le pone un límite a lo que hará,  le está poniendo un límite a lo que puede hacer".
Charles M. Schwab

La nonagenaria Helen Hill describe su época de colegiala como maravillosa, aunque nunca recibió el diploma. Ella y sus 5 compañeros no lo recibieron oficialmente porque el colegio estaba en quiebra. Pero me complace contarle que Helen Hill finalmente recibió su diploma. En mayo de 1983, ella, la residente más entrada en años se South Thomaston, Maine, y la única sobreviviente de la clase de 1907, recibió su diploma, ¡con 76 años de retraso!


Nunca es demasiado tarde para soñar, aprender o para cambiar. Carl Carson decidió cambiar de carrera a la tierna edad de 64 años. Dejó de ser un exitoso concesionario de camiones y automóviles para convertirse en consultor de negocios. Se había fijado la meta de venderles sus servicios a diez clientes potenciales. Esa meta la logró en marzo de 1983. En la actualidad dirige una publicación mensual que les imparte consejos a 1.200 suscriptores, y con sus 75 años a cuestas, recorre los EE.UU. en promedio cien veces al año dictando conferencias y participando en seminarios.


Nunca es demasiado tarde para soñar, aprender o cambiar. Algunos esgrimen como excusa que están muy viejos, que son muy jóvenes, que son negros o blancos, que son mujeres u hombres. La vida no es fácil, pero puede tener recompensas. Usted no puede detener el tiempo, pero sí puede detener los pensamientos negativos y usar esas habilidades exclusivas que tiene.

Abel Cortese

Cuidado con los alumnos


Cuando Ralph Monty estaba cursando el bachillerato, su profesor les pidió a todos los de su clase que, como tarea, escribieran sobre lo que querían ser cuando grandes. Monty escribió que quería tener su propia hacienda de 200 acres y criar caballos de pura sangre. Su maestro calificó su trabajo con una F y le explicó que le ponía esa nota porque consideraba que su sueño era poco realista.

Ningún niño que estuviera viviendo en un campamento de casas rodantes, en la parte de atrás de una pick-up podría ganar lo suficiente para comprar una hacienda, conseguir sementales y pagar los salarios de todos los trabajadores que requería una hacienda.

Cuando el profesor le pidió a Monty que cambiara o volviera a escribir su ensayo para darle una nota más alta, Monty le dijo: “Usted quédese con su F, yo me quedo con mi sueño.”

Monty posee en la actualidad unas granjas de 154 acres, Flag Is Up Farms, en Solvang, California, donde cría caballos de carreras pura sangre y capacita a cientos de entrenadores de caballos para que de una forma más humana entrenen a los caballos.

Abel Cortese