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6/10/09

Inteligencia Organizacional: "Conócete a ti mismo..." (I)

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

"Una organización que busca la calidad total sin una misión y objetivos claros, es como un barco en el que todo funciona bien, pero que no se sabe a dónde va".
Tom Peters

Respecto al análisis de la empresa, se suele utilizar como matriz inmejorable la del acróstico FODA, al que se llama de esa manera por las iniciales de los cuatro conceptos que intervienen en su aplicación:

-F de Fortalezas. - O de Oportunidades. - D de Debilidades. - A de Amenazas.

El análisis FODA es parte fundamental de un Plan de Marketing.

La aplicación del análisis consiste en determinar los factores que puedan favorecer (Fortalezas y Oportunidades) u obstaculizar (Debilidades o Amenazas) el logro de los objetivos generales, complementando los cuatro conceptos con un verbo aún más definitorio:

· Aprovechar una oportunidad.
· Neutralizar una amenaza
· Consolidar una fortaleza
· Superar una debilidad



FORTALEZAS
Se denominan fortalezas o "puntos fuertes" a aquellas características propias o del entorno (mercado, región, país y contexto internacional) que facilitan o favorecen el logro de los objetivos de Marketing.

Por ejemplo:

· Una ventaja competitiva específica en cuanto a costos, distribución o posicionamiento del producto.

· La falta de competencia seria a nivel nacional y/o internacional.

· La existencia de un mercado cautivo.

OPORTUNIDADES
Se consideran oportunidades aquellas situaciones que se presentan en el entorno (mercado, región, país y contexto internacional) y que podrían favorecer el logro de los objetivos buscados.

Las oportunidades son creadas por acontecimientos, tendencias o posibilidades de acción que prometen:

· Expandir la base de clientes. Este es un crecimiento natural en la cantidad de clientes, debido a cualquier tipo de cambios, como por ejemplo el aumento de la población, o los ingresos crecientes en la franja de consumidores de la empresa.

· Proporcionarle nuevas vías de acceso al cliente. Pueden ser nuevos modos de ofrecer los productos o agrupar servicios que llegan al mismo cliente con una propuesta de venta ampliada (cross selling, o venta cruzada), utilizando nuevos medios publicitarios o distintos canales de distribución, como resultado de alianzas o negocios conjuntos.

· Incrementar el atractivo para el cliente de su paquete de valor, en comparación con los paquetes que ofrecen sus competidores. Esto puede involucrar algo más que la derrota del competidor; quizá suponga tentar al cliente para que elija su paquete de valor entre distintos modos alternativos de satisfacer sus necesidades.

· Explotar una debilidad o un error de un competidor. Un competidor muy comprometido con un curso estratégico muy rígido puede demorarse mucho en responder a una nueva iniciativa de la empresa. Quizá ésta tenga, entonces, una oportunidad para operar sin oposición, y en ese lapso lograr que un gran porcentaje de clientes responda positivamente.

Abel Cortese

Inteligencia Organizacional: "Conócete a ti mismo..." (II)

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

DEBILIDADES
Se llaman debilidades o "puntos débiles" a aquellas características propias que constituyen obstáculos internos al logro de los objetivos.
Por ejemplo:

· Mala coordinación y comunicación dentro de la empresa o entre una casa central y sus sucursales.

· Un sistema de franquicias mal implementado.

· No hay estándares de calidad homogéneos en el producto o servicio.

· Existen problemas de presupuesto para desarrollar los planes establecidos.

Es importante considerar que cualquier debilidad o amenaza que se logre resolver, se convierte automáticamente, en una fortaleza o una oportunidad.

AMENAZAS
Se denominan amenazas aquellas situaciones que se presentan en el entorno (mercado, región, país y contexto internacional), y que podrían afectar negativamente las posibilidades del logro de los objetivos de Marketing.

Por ejemplo:

· Condiciones adversas de la economía local, regional o nacional.

· Los altos costos de financiamiento que afectan seriamente los márgenes de rentabilidad.

· El presupuesto de operación no es suficiente para atender adecuadamente las necesidades crecientes de un proyecto de modernización, lo cual deriva en insuficiencias en cuanto a la calidad y cantidad de servicios proporcionados.

· La escasez generalizada de capital para proyectos de inversión.

· La posibilidad de que se incorporen al mercado competidores muy fuertes.


Abel Cortese

...Y conoce al Mercado (I)

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

No es posible sostener una visión y postular una misión que carezcan de todo sustento en cuanto a información del entorno en el que se desenvuelve una empresa.

Una de las maneras para obtener información sobre el entorno es la investigación de mercado, cuya técnica que nos permite tener información acerca de las necesidades y preferencias del consumidor, a fin de tomar decisiones respecto a los productos y servicios que se comercializan.

Cualquier actividad de Marketing se ve afectada por factores económicos, políticos, sociales; características socioculturales de la población, políticas de la empresa y acciones de la competencia. La investigación de mercado ayuda a comprender mejor estos factores.

La planificación de Marketing se apoya en la investigación de mercado para ayudar a responder a dos preguntas básicas:

¿Dónde estamos? (Investigación del entorno)

¿A dónde queremos llegar? (Visión y Misión)

Se puede decir que las principales contribuciones de la investigación de mercados a los planes de Marketing son:

· Conocer al consumidor

· Conocer a la competencia

· Disminuir riesgos

· Proporcionar y analizar información

· Facilitar la administración de las actividades de Marketing como
instrumento de planeación, instrumento de ejecución e instrumento de control.

Abel Cortese

...Y conoce al Mercado (II)

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

Con el objeto de planear y controlar las actividades de Marketing, es necesario estructurar la información referente al mercado en el que se actúa. A continuación presentamos las cuestiones más importantes que deben considerarse al realizar investigaciones:

1) Demanda:

Características del comprador y/o usuario
* ¿Quién compra?
* ¿Qué compra?
* ¿Por qué compra?
* ¿Cómo compra?
* ¿Cuándo compra
* ¿Dónde compra?

Características del Mercado
Demanda
Segmentos
Tamaño

2) Elementos de Marketing
Producto/Servicio

* ¿Cuáles son las cualidades del producto/servicio?
* ¿Cuáles son los aspectos que deben variar en el producto/servicio?
* ¿Qué segmento deberá atraer el producto/servicio?
* ¿Cómo está posicionado el producto/servicio con respecto a la competencia?

Precios
* ¿Qué tan sensible es la demanda a los cambios de precio?
* ¿Cuál es nuestra política de precios?
* ¿Cuál es el precio adecuado?
* ¿Cómo debemos competir en precios?
* ¿Qué tan importante es el precio para el comprador?

Distribución
* ¿Qué distribuidores comercializan el producto?
* ¿Cuáles son los márgenes apropiados?
* ¿Qué formas de distribución física se requieren?
* ¿Cuál es el volumen de ventas que se necesita?

Promoción
* ¿Cuál va a ser el presupuesto de promoción?
* ¿Cómo se va a realizar la mezcla promocional?
* ¿Cuál va a ser la selección de medios publicitarios?
* ¿Cómo se va a medir la efectividad de la publicidad?

3) Competencia
* ¿Con qué productos/servicios se va a competir?
* Características de los competidores.

4) Ambiente Interno
* ¿Cuáles son los recursos de producción/oferta de servicios?
* ¿Cuáles son los recursos financieros?
* ¿Cuáles son los recursos tecnológicos?
* ¿Cuáles son los recursos humanos?

5) Ambiente General
* Situación económica
* Situación política
* Tendencias tecnológicas
* Conducta general del consumidor

6) Situación Actual y Objetivos de Marketing
* ¿Cuál es la participación de mercado actual y cuál es la que se espera obtener?
* ¿Cuál es el nivel de ventas actual y cuáles son los niveles esperados?
* ¿Cuáles son los actuales márgenes de utilidad por la venta de nuestros
productos/servicios, y cómo se comparan con los del mercado esperado?
* ¿Cuál es la imagen actual de la empresa, y cómo se quiere que sea percibida por los
consumidores?
* ¿Cuál es el nivel de conocimiento de las actividades promocionales que se llevan a cabo entre
los usuarios?

En la medida en que el empresario obtenga las respuestas más certeras a las preguntas anteriores, más herramientas y criterios tendrá para sostener una visión, postular una misión y desarrollar estrategias de Marketing efectivas y coherentes con la visión y la misión.

Al llevar a cabo investigaciones de mercado, son tres los factores más importantes a considerar:

a) El Factor Económico. Un estudio de mercado busca reducir los riesgos que implica tomar una decisión de Marketing, sin embargo, el llevar a cabo un estudio puede resultar costoso. Por lo tanto se debe buscar que la inversión en el estudio esté al menos compensada por la reducción del riesgo. (Una forma eficaz y económica es el de muestreos de tendencias a través de encuestas).

b) La Oportunidad de la Información. Cuando una información no sea obtenida en el tiempo adecuado, ésta perderá todo o parte de su interés. Las investigaciones de mercado se deben de llevar a cabo sólo si se está seguro de obtener la información con tiempo suficiente para hacer uso de ella.

c) Factor de Capacitación Técnica. La calidad de un estudio de mercado depende en gran parte de la capacidad técnica de quienes lo realizan.

El beneficio que se logra al contestar con la mayor exactitud posible estas preguntas, es que el empresario tendrá más claro dónde está y a dónde quiere llegar en su mercado.

Abel Cortese

Una Brújula Moderna para el Éxito...

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

La letra griega Delta, cuya mayúscula es sencillamente un triángulo apoyado en la base, es un símbolo que los ingenieros y los matemáticos suelen utilizar para designar la diferencia entre dos variables.

Como parte fundamental del sistema de la computadora central, en las naves espaciales, hay un proceso llamado Delta: una señal que mide la diferencia entre el punto de destino de la nave y el lugar adonde ésta realmente se dirige.

La tarea de la computadora es reorientar los cohetes para que el valor de Delta se acerque a cero.

Hay que señalar que una nave espacial, en realidad, pasa más tiempo fuera de curso que en su curso correcto. Sólo está perfectamente en su curso durante breves períodos, y la computadora tiene que medir constantemente la Delta, y corregir la trayectoria.

Si la nave no tuviera un curso previamente establecido a seguir, o su computadora central no supiera cuándo está en la trayectoria correcta, no habría posibilidad de que llegara a destino.
Los líderes de cualquier empresa tienen que conocer su propia Delta.

En el pensamiento estratégico, Delta es la diferencia entre lo que es y lo que debe ser.

Abel Cortese

Visión, Misión y Valores (I)

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

Visión es la visualización de una situación futura y deseable, que se aspira a lograr en un horizonte algo lejano, aunque no necesariamente esté claro el camino para ello.

El concepto de visión es distinto del de estrategia. La estrategia de una organización se asemeja a un plan arquitectónico: un diseño claramente trazado que muestra lo que debe hacerse para alcanzar el éxito. Una visión es similar al boceto que ofrece el arquitecto de un edificio en construcción.

Una visión entusiasma a la gente como no puede hacerlo un plano, por bien dibujado que esté.

La visión generalmente es una versión positiva del futuro, que proporciona cierta sensación de control sobre el devenir. Una visión puede ser individual, institucional, empresarial y aun nacional.


Una visión no son cifras, que son consecuencia de los objetivos. Una visión:

* Está dada por un líder.
* Es compartida.
* Tiene sentido de dirección, con decisión hacia la meta.
* Es amplia y detallada (para que tenga éxito): qué, cómo, cuándo, dónde, por qué, quiénes.
* Es positiva y alentadora. Tiene alcance y debe justificar el esfuerzo.


La visión de futuro puede determinar el destino de una persona, de una empresa o de una nación.

Una visión creíble y verdaderamente integrada dinamiza a la gente y puede reanimar a empleados descontentos y rutinarios. Aporta verdadero desafío y propósito. Hace que cada individuo sienta que él o ella puede modificar su entorno y su vida laboral.

La visión no puede consistir en un logro relacionado sólo con las ganancias de la compañía.

Si el enunciado de una visión consistiera, por ejemplo, en: ‘Maximizar el valor de la inversión de los accionistas’, habría que reflexionar de esta manera: ‘¿Es posible imaginar a la telefonista entusiasmándose ante la idea de ‘maximizar el valor de la inversión de los accionistas?’

No es posible imaginarlo, por lo tanto ese enunciado de visión no es válido.

Además de inspirar a la gente, una visión bien concebida orienta a la hora de decidir.

Una imagen compartida de lo que la empresa debería hacer promueve la acción independiente, el entusiasmo, el sentimiento de poder y la disposición a afrontar riesgos para hacer lo que, según se percibe, es apropiado.

En un mundo empresario que cambia tan rápido, las organizaciones no pueden darse el lujo de esperar mientras las decisiones se elaboran sólo ‘a alto nivel’. Todas las personas que forman una empresa necesitan como guía una visión clara que les permita encauzar sus propios actos de un modo consecuente con las metas de la empresa.


Abel Cortese

Visión, Misión y Valores (II)

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

Una buena manera de definir la visión es...

La imagen viva de un estado futuro ambicioso y deseable, que se relaciona con el cliente, y que es mejor que la situación actual’.

La idea es que la visión, o mejor dicho la visión compartida, opere como un factor poderoso de motivación para todos los miembros de la organización.

El de la NASA es un ejemplo excepcional del poder motivador de una visión (justamente, por eso, uno de los más citados), cuando en 1960 el presidente John F. Kennedy lanzó una consigna simple e inequívoca:

‘Creo que esta nación debe comprometerse a alcanzar la meta de poner a un hombre en la Luna y traerlo con seguridad a la Tierra, antes de que termine esta década’.

Como se ve, la consigna debe ser muy breve y estar a la vista, pero no al alcance de la mano.
Uno de los protagonistas directos de esta extraordinaria historia (miembro de la NASA) fue el Doctor Charles Garfield, destacado conferenciante y autor de muchas obras sobre motivación, quien estudió el efecto de lo que él llama ‘la psicología de la misión’.

En una de sus obras, escribió:

‘A medida que avanzaba el trabajo, empezó a ocurrir algo extraordinario : miles de hombres y mujeres comunes que habían sido trabajadores competentes -gerentes de proyecto, secretarios, técnicos- pasaron a ser súper-efectivos, realizando el mejor trabajo de sus vidas. Trabajaban una gran cantidad de horas, bajo intensa presión, y les gustaba. Tenían algo que añadía significado y valor a sus propias vidas, y entregaban todo para hacerlo realidad. En 18 meses, nuestra sección llevó su índice de rendimiento del 50% al 100%.

-‘¿Quiere saber por qué estamos rindiendo tanto ?’ -me preguntó nuestro gerente. Señaló la luna pálida apenas visible en el cielo. -‘La gente ha soñado ir allá durante miles de años. Y nosotros vamos a hacerlo’.

El enunciado del presidente John F. Kennedy se convirtió en el principio organizador que dio significado y dirección no sólo al programa espacial, sino también a las vidas profesionales de muchos técnicos creativos del gobierno y de la industria aeroespacial.

Créase o no, hay organizaciones empresariales en las que la gente trabaja del mismo modo.
Existen empresas en las que las personas saben qué es lo que importa, y cada una asume la premisa del éxito de la empresa. Se trata invariablemente de compañías cuyos líderes ‘han creado una visión del éxito, y aprendido a reclutar a los otros para esa misión’.

Pero para lograr el tipo de energía de la que hablan Garfield, Bennis y otros expertos, se necesita en realidad tener una visión, un significado y una dirección, que no sólo sean claros, sino también válidos y precisos.

La NASA logró su objetivo seis meses antes de lo previsto.

Sin embargo, en los años siguientes a 1969, la gerencia reconocía, extraoficialmente, que la eficiencia había decaído en un 30%.

Y una gran coincidencia con ello es que no había nuevas metas u objetivos inspiradores.
Hay un punto importante a destacar: no se trata solamente de lo que la visión pueda ser. Se trata también de lo que la visión hace.

En consonancia con la visión están los valores, que son pautas de conducta, principios fundamentales que guían el comportamiento de la organización; como la búsqueda de la excelencia, el cumplimiento de las pautas de funcionamiento consensuadas, el respeto humano, etc.

Los valores constituyen lo que también se llama ‘filosofía empresaria’: los comportamientos que se ven todos los días en la compañía, aunque no estén escritos. Son los modos de actuar, los procedimientos, las relaciones entre todos los miembros de la organización.

En todas las empresas que perduran hay, explícitos, un conjunto de valores. Y son los de las personas que la forman.

La política de una empresa, a su vez, expresa (o no) la coherencia entre los valores y la misión.

Abel Cortese

3/10/09

Evolución de los Conceptos Estratégicos

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

En los años 70, muchas empresas consideraban el crecimiento del mercado como el medio aparentemente ilimitado del crecimiento empresario. De ahí que las estrategias de las compañías tendieran a dejar de lado el desarrollo de las fortalezas de la empresa, para poner énfasis en el mercado atractivo como el componente más importante de la estrategia empresarial.

Con la llegada de los años 80, la perspectiva cambió de la visión del mercado atractivo a la del fortalecimiento de la empresa. Descrita como el movimiento de "regreso a los clásicos", este cambio en la postura estratégica fue, en gran parte, resultado de algunas observaciones sencillas (pero claras) del medio ambiente de las empresas.

Una de esas observaciones fue que "la ganancia no era suficiente". Paradójicamente, se postuló, en base a la experiencia, que "la ganancia, como objetivo, es insuficiente para sostener las ganancias"

En esa década, como resultado de su libro ‘Estrategia Competitiva’, las ideas de Michael Porter se convirtieron en el standard de una nueva forma de entender la estrategia competitiva.

Porter amplía el alcance de la actuación corporativa a partir de tres cursos de acción posibles, llamados como estrategias genéricas, que son:

Liderazgo general en costos: "Un conjunto de políticas funcionales enfocadas hacia...la construcción de procesos más eficientes, la búsqueda vigorosa de la reducción de costos a partir de la experiencia, el control de sobregastos y la eliminación de cuentas de clientes marginales".

Diferenciación: "Crear algo que es percibido a nivel comercial, o industrial, como único. Los enfoques para diferenciar pueden tomar muchas formas; diseño o imagen de la marca, tecnología, características particulares, servicio al cliente, red de proveedores o cualquier otro aspecto válido”.

Enfoque o Alta Segmentación: "Las estrategias de bajo costo y diferenciación están orientadas a cumplir con su objetivo a nivel comercial, el enfoque total de la estrategia se construye para el servicio de un objetivo bien conocido, y cada política está formulada con esto en mente".

En suma, las tres estrategias genéricas logran estrategias competitivas.

Para tener éxito, de acuerdo a Porter, las empresas deben seleccionar y enfocarse en uno de los tres cursos de acción anteriores, para luego seguir rigurosamente su aplicación.

Ejecutar exitosamente cada estrategia genérica, involucra diferentes recursos, solidez, arreglos organizacionales y estilo empresarial... Rara vez una empresa está dotada para seguir los tres cursos de acción.

Si una empresa sigue sólo una estrategia genérica, o ejecuta la estrategia genérica de manera ineficiente, eventualmente los competidores con más definición dentro de la línea comercial o industrial acabarán por dominarla, y las menos precisas empezarán a diluirse.

El resultado importante de la estrategia genérica es que las empresas se enfocarán más a sus clientes o a sus procesos productivos y sus servicios, más que gobernarse por objetivos estrictamente financieros o por estrategias concebidas con ligereza.

En pocas palabras, cualquier empresa puede prosperar en un mercado de crecimiento, pero sólo las que estén bien definidas y claramente enfocadas pueden desempeñarse en mercados maduros y más competitivos.

Finalmente, en la década de los 90 muchas empresas han adoptado una perspectiva interna mayor, enfatizando en lo que se ha llamado comúnmente calidad.

La calidad ha servido para caracterizar técnicas como los círculos de calidad, también para describir procesos, tales como el control estadístico de procesos.

De ahí, que la calidad, antes que un enfoque o un concepto, es vista como una actividad operacional, parte de un sistema, y algo relacionado a la cultura y valores de la organización.

La relación más visible entre calidad y estrategia es lo que Porter describe como una "estrategia de diferenciación". La diferenciación se preocupa por proveer los factores que los consumidores consideran de importancia y la calidad está después de todo, relacionada con la producción de un mejor producto o servicio.

Esa estrategia de diferenciación tiene seis pasos:

* Identificar el producto que se genera o el servicio que se ofrece.

* Identificar el o los consumidores del producto o servicio, y determinar lo que ellos consideran importante.

* Identificar sus necesidades (para ofrecer productos o servicios que satisfagan al consumidor).

* Definir el proceso para un buen desempeño del trabajo.

* Proceso a prueba de error y eliminación de esfuerzos inútiles.

* Asegurar mejoras continuas: midiendo, analizando y controlando el proceso de perfeccionamiento.



En definitiva, la estrategia constituye un curso de acción elegido frente a un planteo de cursos de acción alternativos. Desarrollar una estrategia no significa eliminar la intuición, sino eliminar la improvisación.

La estrategia también puede ser definida como un puente entre el pensamiento y la acción. El objetivo es hacer máxima la capacidad de pensar antes de actuar. Una buena estrategia está en permanente proceso de revisión y rediseño.

La palabra estrategia no debería ser un sustantivo; una empresa no debería ‘tener’ una estrategia, en el sentido de un documento al cual se ajusta la organización. En cambio, estrategia debería ser un verbo: la estrategia es algo que se realiza, en vez de algo que se tiene.

Desde otro ángulo, el célebre investigador Robert Waterman (co-autor, junto con Tom Peters, del best-seller ‘En Busca De La Excelencia’), aporta una visión interesante de la conexión entre estrategia y manejo efectivo del factor humano. Reconoce que la organización -la gente, la cultura, la capacidad- es una fuente clave de ventajas competitivas, a tal punto que la gente es la estrategia.

‘Organizar para anticiparse y responder a las necesidades de los clientes es el corazón de lo que debiéramos entender por estrategia’. Y es una característica de las empresas que buscan una ventaja competitiva sustentable, ‘persistir donde otras abandonan'.

Por eso, logran realizar lo más difícil, la implementación, es decir, hacer que lo que generalmente es una idea simple se haga y se haga bien’. Esa capacidad de implementación deriva, en gran medida, de la gente que integra la organización, de la forma en que es tratada, de sus habilidades y competencias, y de sus esfuerzos sostenidos en beneficio de la organización.

Algunas empresas aseguran disponer de un Plan Estratégico y basar sus acciones en él, cuando en realidad sólo disponen de un presupuesto.

Pero un Plan Estratégico es mucho más que un presupuesto. El Plan Estratégico contiene los grandes objetivos y sus estrategias que, sintetizadas y valoradas en planes de acción, configuran finalmente el verdadero presupuesto.

Un buen presupuesto no es la extrapolación de los datos contables del año anterior, sino la suma de los planes de acción que deben realizarse en el ejercicio correspondiente.

También debe establecerse la diferencia que existe entre un Plan Estratégico y un Plan Táctico. Mientras que la planificación táctica se usa para ganar una batalla, la planificación estratégica se usa para ganar toda la campaña.

Por otro lado, el Plan Estratégico es el plan a gran escala y a largo plazo, para asegurar la victoria, y un Plan Táctico dice con exactitud qué se debe hacer específicamente, quién lo hace y cuándo es oportuno hacerlo.

El plan táctico debe integrarse en el plan estratégico. Y debe hacerlo con objetivos precisos, factibles. Eso es, en esencia, la clave de la buena administración.

Abel Cortese

El Arte de Planificar

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

Planificar es saber, con cierta probabilidad, dónde estaremos en el futuro, en función de las decisiones que tomemos hoy.

La planificación no implica que todas nuestras premisas o suposiciones estén en la línea de la exactitud, sino en el de la lógica. Y aunque a veces las cosas no ocurran según la lógica, no por ello debemos dejar de planificar.

La misión y la planificación deben ser coherentes entre sí.

Una vez que se han generado los objetivos, es imprescindible establecer los mecanismos de planificación y control, porque sin objetivos, planificación y control, no se puede hablar de una verdadera organización.

La planificación estratégica está formada por un conjunto de actividades destinadas a reducir el costo de las decisiones a medio y largo plazo, mediante el análisis permanente de los objetivos de la empresa, su situación actual y también la situación y tendencia del entorno, la aplicación de reglas y procesos de formalización de la información disponible, más el compromiso de realización de las decisiones adoptadas.

En el Plan Estratégico de Marketing, se deberá contar con procedimientos de control, para verificar la efectividad del plan y permitirle hacer las correcciones que surgen de los cambios en el mercado. Por bien planeadas que estén sus estrategias de Marketing, hay fuerzas como las variables del mercado, la nueva información o los cambios en las regulaciones que impone el gobierno, que podrían obligarlo a cambiar su plan de acción.

Las fuerzas externas a la empresa están fuera del control de la dirección de una empresa. Pero no por ello debe renunciarse a un análisis racional, con el fin de descubrir, con la máxima prontitud, las pistas de las nuevas amenazas, y detectar los nuevas oportunidades, ajustándose con éxito a esas fuerzas externas. El buen directivo sabe que el entorno es la única fuente de la que brotan las oportunidades, y por ello no teme al cambio, sino que lo estudia.

En primer lugar, debemos analizar suposiciones de distinto contenido y gradación, en las que sea posible definir ‘decorados’ diferentes. (En los tratados de planificación se habla de escenarios, al traducir incorrectamente la palabra inglesa ‘scenario’ que en español significa ‘decorado’ y no escenario. Porque la empresa siempre está en el mismo ‘escenario’: el mercado. Lo que cambian son las condiciones : ‘el decorado’).

La planificación estratégica consiste en crear un sistema flexible e integrado de los objetivos y de sus planes de acción, que sirva como punto de referencia para visualizar en qué grado se alcanzan los objetivos de corto plazo, y cómo están encaminados los de medio y largo plazo, con una coherencia entre el esfuerzo de las personas y el valor relativo de cada meta.

La medición que se efectúa en la planificación se basa en dos variables: la actividad y la tasa de incremento (mejora).

El horizonte que debe contemplar el plan tendrá que ver con el momento en que se realice el análisis de entorno. Cuando se examinan las variables del entorno (política, economía, sociedad, tecnología, etc.), y resulte imposible ‘visualizar’ con éxito y con cierta lógica la evolución probable (porque se percibe una cierta cantidad de ‘niebla’ en el horizonte), significa que ahí está el límite hasta donde se debe planificar.

Abel Cortese

2/10/09

La Regla de Pareto y la Jerarquía de Acciones

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

En 1895, el economista italiano Wilfredo Pareto postuló ‘la regla del 80 por ciento versus el 20 por ciento’. Este principio, conocido hoy como ‘la regla de Pareto’, señala que un 20% de las actividades de una compañía producen el 80% de los resultados.

Por ejemplo, en una empresa generalmente hay un 20% de los clientes que constituyen el 80% del volumen de negocios.

En otra empresa, el 20% de sus productos pueden representar el 80% de las ventas.

En términos generales, puede decirse que un 20% de las actividades diarias son responsables de un 80% del éxito que se obtiene, mientras que el otro 80% de las actividades representan sólo un 20% del éxito.

Esta regla, a pesar del tiempo transcurrido desde su postulación, sigue reflejando con bastante exactitud la realidad de la actividad económica y comercial de una empresa. Es algo que debe tenerse en cuenta como una guía a la hora de planificar, de la misma manera que también puede utilizarse, como guía, una clasificación en cuanto a las acciones que se desarrollan en una compañía. Comúnmente se considera que hay cuatro clases de acciones:

1. Las que son tanto urgentes como importantes. A éstas generalmente las conocemos como emergencias. Usualmente también las conocemos con el nombre de problemas o crisis. Por supuesto, el arte de administrar consiste en evitarlas lo más posible.
2. Las que no son urgentes y tampoco importantes; pueden ser catalogadas como simples trivialidades.

3. Existen algunas acciones que sí son urgentes, pero no importantes. A éstas las llamaremos simplemente urgencias. Para no quedar atrapados en las urgencias, hay otra regla a tener en cuenta, que dice: ‘Si nos encargamos de solucionar lo realmente importante, lo urgente suele solucionarse por sí solo’.

4. Finalmente, tenemos aquellas acciones o actividades que no son urgentes, pero sí importantes, las cuales denominaremos prioridades. Estas constituyen las acciones en las que hay que concentrarse, porque están íntimamente ligadas con la visión, la misión y los objetivos de la empresa.

Esta discriminación de las acciones que debe llevar adelante una compañía se analiza y se decide en detalle en el proceso de planificación.

Abel Cortese

Las Fuerzas que Interactúan en un Plan Estratégico

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

Es posible hacer una clasificación ordenadora de los elementos que interactúan en un plan estratégico considerando seis fuerzas:

* FUERZAS MODELADORAS: Los cambios en la sociedad, los impactos de las decisiones políticas y económicas de los gobiernos, los cambios en los precios de las materias primas, los costos laborales, etc., son fuerzas que ‘moldean’ nuestras acciones comerciales.

* FUERZAS DEMANDANTES: Básicamente, son las fuerzas derivadas de las demandas y exigencias del mercado: los cambios en los segmentos de los consumidores, su poder adquisitivo, sus nuevos valores, las necesidades puntuales de distintos grupos de clientes.

* FUERZAS DESAFIANTES: Los dos grandes desafíos de la empresa son la tecnología y la competencia. La tecnología ha cambiado decisivamente en los últimos años, y el cambio aún será mayor en el futuro. La explosión tecnológica es un hecho y no una frase. El otro gran desafío es la competencia; la competencia directa e indirecta de nuestro sector, y la competencia internacional.

* FUERZAS ALIMENTADORAS: Básicamente, se refieren a los recursos que existen en el exterior, tales como proveedores, nueva financiación, compra de patentes, licencias, etc.

* FUERZAS SATISFACTORAS: Se trata de nuevos productos y nuevos servicios. La gran fuerza satisfactoria proviene casi siempre del marketing.

* FUERZAS ACELERADORAS: Los recursos humanos son la gran fuerza aceleradora de cualquier proyecto de progreso, y la clave fundamental del éxito.

Abel Cortese

Planificación y Control

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

En el Plan Estratégico de Marketing, usted deberá contar con procedimientos de control para verificar la efectividad del plan, y permitirle hacer las correcciones que surgen de los cambios en el mercado.

Por bien planeadas que estén sus estrategias de Marketing, hay fuerzas como las variables del mercado, la nueva información o cambios en las regulaciones del gobierno, que podrían obligarlo a cambiar su plan de acción. El proceso de control empieza definiendo procedimientos de rastreo de gestión. Luego, designará puntos de control para corregir sus conceptos de Marketing.

La utilidad del control radica en fijar un conjunto de procedimientos (planes de reserva o de contingencia) para el caso de que la demanda de un producto, el mercado o una actividad de Marketing cambien o se descubra que ha habido un error de interpretación.

¿CÓMO SE PUEDEN CREAR CONTROLES?
El control empieza cuando se comprenden las variables que influyen sobre Los planes, sean malas o buenas, fuertes o débiles. Habrá que determinar esas variables a controlar y el método que se empleará para hacerlo. En todo momento es conveniente reaccionar rápidamente ante necesidades, problemas y oportunidades que puedan aparecer de improviso. (En esto, como veremos más adelante, es una gran ayuda la dirección por estadísticas). El control significa que usted intentará desviar una fuerza antes de que pueda afectarlo de manera adversa. Además, los controles le brindarán los medios para modificar sus conceptos de marketing cada vez que sea necesario.

LOS ELEMENTOS DE CONTROL
Los elementos que constituyen el control son la revisión y la actualización. La revisión es, en esencia, un sistema de evaluación, información e investigación de hechos que puedan afectar sus trabajos de Marketing. Este sistema le permitirá medir los resultados sobre la marcha y también en el final. La actualización significar tomar la información proveniente de la revisión y actuar (si es necesario), con vistas a corregir sus presentes acciones de Marketing. Aquí, lo principal es establecer un plan de contingencia alternativo del plan original, como así también preparar la próxima sesión de planificación.

ACTUALIZACIÓN DEL PLAN
Después de haber obtenido los informes, volcando la información y verificado los resultados, se decidirá si es necesario modificar los planes y de qué manera. En este nivel los cambios son como la servodirección: al principio, no se siente todo el efecto pero, de a poco, la dirección se modifica. Primero, tendrá que determinar cuáles son las correcciones necesarias (si las hay). Luego, se trazarán rumbos alternativos o planes de contingencia. Después, un nuevo cronograma que registre esos cambios. Por último, se hayan hecho cambios o no, se tendrá que empezar la planificación y preparar el nuevo Plan de Marketing o el siguiente plan de Marketing.

PLANES DE CONTINGENCIA. Los planes de contingencia implican que, además de haber pensado en rumbos alternativos, esos planes están listos para ponerse en marcha. El propósito de esta actividad es suministrar una red de seguridad a la empresa. La cuestión es saber que hay otros cursos de acción que, tal vez, aunque no sean los más deseables, llevarán a la compañía a donde quiera llegar .

CORRECCIONES. Las correcciones son leves alteraciones del curso planificado originalmente. A veces, ciertos hechos irrumpen con tal fuerza que obligan a cambiar por completo el rumbo, y esto constituye un problema. Pero, suponiendo que los cambios sean pequeños, se deberán sintetizar sus tareas como modificación. Pueden adoptar muchas formas y acciones: costos, previsiones, objetivos, estrategias, etc.

PROCESOS DE PLANIFICACIÓN
Los procesos de planificación tienen una secuencia lógica que, aunque no debe o puede seguirse estrictamente en todos los casos, facilita la efectividad de la tarea:

1) Etapa Analítica: análisis interno (matriz FODA), análisis del entorno, investigación de mercado, ventas globales (detalle histórico), ventas de la empresa por segmentos de mercado (detalle histórico), penetración en los mercados (último año), ventas por clientes (año actual), ABC de clientes por volumen y margen, Ventas por canales de distribución, Ventas por productos, Matriz de crecimiento producto/participación, Matriz de rentabilidad producto/volumen.

2) Etapa Filosófica: visión, misión, valores, políticas.

3) Etapa Operativa: (Objetivos Operativos: rentabilidad, margen, ventas capital; Objetivos de Productividad: productividad de la estructura, productividad por departamentos, productividad industrial; Objetivos de Innovación: innovación en productos, innovación en sistemas, innovación en comunicación, innovación en calidad; Objetivos de Factor Humano: selección, calificación, mecanismos participativos, motivación, retribución, promoción.

4) Desarrollo y control (desarrollo del Organigrama, procesos, funciones y responsabilidades, fijación y ejecución de procedimientos de control).

Abel Cortese

La Magia de la Organización

‘Quítenme todas mis fábricas, quítenme mis negocios, mis medios de transporte y mi dinero, pero déjenme mi organización, y dentro de cuatro años volveré a tenerlo todo nuevamente’.
Andrew Carnegie

Si hay algo imposible de concebir en la naturaleza, es un gigantesco roble que haya sido siempre un gigantesco roble (y no, en un principio, una semilla de tamaño normal), o un enorme elefante que no haya sido, antes, un pequeño embrión.

Lo mismo ocurre con las empresas. Cuando se menciona a Disney, o a McDonald’s, o a Federal Express, solemos pensar : ‘Sí, pero esos son monstruos...’

Conviene tener presente que la mayoría de las empresas más grandes del planeta nacieron chicas, (muchas veces producto del sueño de un solo hombre), y si hay algo -lo llamemos arte o ciencia- que distingue a las empresas mencionadas de otras que no alcanzaron ese éxito, ‘ese algo’ es, fundamentalmente, la organización.

Por supuesto que no es sólo la organización. Pero... ¿qué sería de Disney sin el nivel de organización que posee? ¿Cuánto duraría el liderazgo de McDonald’s si se deteriorara su organización? ¿Qué pasaría con la entrega ‘overnight’ de Federal Express (su ventaja competitiva) si se derrumbara su excelente nivel organizativo?

La cuestión no es el tamaño, la cuestión es la organización. Sin organización, una empresa no podría jamás llegar a ser grande.

Con organización, una compañía podrá llegar adonde la visión de sus directores y el entorno se lo permitan. Pero siempre habrá llegado al máximo de sus posibilidades.

Como lo ilustra la siguiente historia...

El hombrecito le dice al forzudo de más de cien kilos:
- Si yo hubiese sido tan grande como usted, hoy sería el campeón del mundo de peso pesado.
Y el grandote respondió:
-¿Y qué le impide ser campeón del mundo de peso pluma?


En otras palabras, la excelencia de un círculo está en su redondez, no en su tamaño.

Digámoslo una vez más: la cuestión no es el tamaño, la cuestión es la organización.

¿Qué sentiría una persona del siglo XVII, si por arte de magia, resucitara en nuestros días y se encontrara frente a un robot, cuya acción consiste en tomar unos bloques del suelo e ir construyendo con ellos una torre?

No podría entender la escena, y creería que se trata de un milagro.

Sin embargo, nosotros, que tenemos algunas nociones sobre tecnología, por rudimentarias que sean, sabemos que no se trata de un milagro.

Supongamos que el robot en cuestión se llamara ‘Constructor’.

Pues bien, lejos de un milagro, al analizar la escena nos toparíamos de nuevo con la magia de la organización.

Marvin Minsky, uno de los padres de la inteligencia artificial, explicaría las funciones clave del robot de la siguiente manera:

‘Constructor’ no es un simple conjunto de partes como encontrar, tomar, poner, y todas las demás. Pues ‘Constructor’ no funcionaría, en absoluto, si todos esos agentes no estuvieran vinculados entre sí por medio de una red adecuada de interconexiones.

¿Sería posible predecir las acciones de ‘Constructor’ conociendo sólo un listado de acciones?

Por cierto que no: es necesario saber también qué agentes trabajan para qué otros, y en qué secuencia se ejecutan las acciones.

Análogamente, no sería posible predecir lo que sucedería en una comunidad humana (por ejemplo, una empresa), a partir de saber solamente lo que es capaz de hacer cada persona por separado; es preciso también conocer la forma en que están organizadas, es decir, quién decide qué hace quién (dirección), quién hace qué (división de tareas), quién hace qué para quién (secuencia de la producción), y quién le transmite información a quién (comunicación).

Y lo mismo se requiere para comprender cualquier cosa grande y compleja. En primer lugar, debemos averiguar cómo funciona separadamente cada parte. Luego, debemos saber cómo interactúa cada una con aquellas otras con las que está conectada. Y en tercer término, es necesario que comprendamos de qué modo se combinan todas estas interacciones locales para realizar aquello que el sistema hace, tal como se lo ve desde el exterior.

También debemos comprender que los seres humanos, cuando establecemos relaciones estables en el tiempo (familias, grupos, empresas), formamos parte de un sistema complejo de interacciones.

Una organización es independiente de cualquier parte física determinada. Es la estructuración de eventos o acontecimientos y no la estructuración de partes físicas. Por lo tanto no tiene estructura independiente de su funcionamiento.

En consecuencia, para describir a una organización (y sus políticas), hay que observar cómo funciona, es decir, cómo estructura sus principales interacciones y, si bien se han propuesto diversas clasificaciones en esta materia, la mayoría de ellas coinciden en identificar tres interacciones básicas : la interacción de los individuos entre sí, la interacción de los individuos con la organización, y la interacción de la organización con el medio.

Abel Cortese

...Y el Túnel del Tiempo

¿Son nuevos los conceptos que sintetizados en la última entrada sobre 'LA MAGIA DE LA ORGANIZACIÓN'?

Parece que no...

Cuentan los textos antiguos que al Buddha (uno de los más grandes maestros religiosos de la humanidad), se le planteó una cuestión metafísica, y el maestro respondió con una serie de preguntas, poniendo como ejemplo a un carro:

‘¿Son las ruedas el carro ?’, preguntó.

Y sus discípulos respondieron que no.

‘¿Pero puede un carro andar sin ruedas ?’

También aquí la respuesta fue negativa.

‘¿Y son las riendas el carro ?’, volvió a preguntar el Buddha.

‘No’, volvieron a reconocer los discípulos.

‘¿Y sin embargo, puede un carro ser conducido sin las riendas ?’

Forzosamente, la respuesta fue: ‘no’.

‘¿Y es el eje que une a las ruedas el carro?’

‘Tampoco’, dijeron los discípulos.

‘¿Pero puede un carro andar sin el eje?’

Otra vez la negativa.

El Buddha, ya cerca de lograr el efecto que buscaba, preguntó por última vez:

‘¿Es el carro simplemente su piso de madera?’

‘No’, respondieron los discípulos.

‘¿Pero se podría andar en un carro andar sin el piso de madera?’

‘No’, reconocieron los discípulos.

El Buddha, luego de una pausa, preguntó:

‘Entonces, señores, ‘qué es el carro?...’

Sorprende constatar cuán viejos son algunos ‘principios nuevos’.

Ahora sabemos que en la época del Buddha (hace veinticinco siglos) se sabía describir claramente lo que es un organismo complejo o un sistema de elementos.

Lo interesante es constatar que ‘el carro’ (para seguir con el ejemplo) no sólo es la suma de las partes, sino que es algo más: la relación que se establece en la suma de las partes. (¡Qué ridículamente imposible suena tener un carro con las ruedas arriba y la carrocería abajo...!)

Cuando hablamos de organización, hablamos de un sistema, y cuando hablamos de un sistema tenemos que considerar dos principios:

1) Suma de distintas partes

2) Relación entre esas partes


Muchas personas tienen tantas ideas asociadas con la palabra ‘organización’, que la consideran como una identidad o una estructura, y no como una actividad dinámica.

Una organización, entonces, es la coordinación racional de las actividades de un cierto número de personas, que intentan alcanzar una finalidad y objetivo común, mediante la división de las funciones y del trabajo y a través de una jerarquización de la autoridad y de la responsabilidad.

Resumiendo aún más, las cuatro bases de una organización son:

* La coordinación de esfuerzos
* El compromiso de alcanzar objetivos comunes,
* La división del trabajo y
* La jerarquización de la autoridad.


Sin estas cuatro bases, el concepto de organización entra en crisis, por definición.

Abel Cortese

Sobre el Desarrollo Organizacional

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

El Desarrollo Organizacional busca instrumentar una transformación individual y colectiva, para que una empresa pueda adaptarse, con éxito, a las fuerzas de cambio.

Una de las más amplias definiciones de Desarrollo Organizacional (DO) es la de Richard Beckhard. Según este autor, el Desarrollo Organizacional es

(a) "Un esfuerzo planeado,
(b) que cubre a la organización,
(c) administrado de desde la alta dirección
(d) que aumenta la efectividad de la organización, mediante
(e) la intervención deliberada en los procesos de la organización
(f) utilizando el conocimiento de las ciencias de la conducta".


Warren Bennis dice que el Desarrollo Organizacional "es una respuesta al cambio, una compleja estrategia educacional con la finalidad de cambiar las creencias, actitudes, valores y estructura de las organizaciones, de modo que éstas puedan adaptarse mejor a nuevas tecnologías, nuevos mercados y nuevos desafíos, y al tremendo ritmo de los propios cambios."

Edgar Schein, por su parte, entiende al Desarrollo Organizacional como "el fortalecimiento de aquellos procesos humanos, estructurales y tecnológicos, dentro de las organizaciones, que mejoran el funcionamiento operativo para alcanzar las metas propuestas."

Más allá de las simples definiciones, queda claro que el Desarrollo Organizacional debe ser un proceso dinámico, dialéctico y continuo, que consta de cambios planeados, a partir de diagnósticos realistas de situación; que utiliza estrategias, métodos e instrumentos orientados a optimizar la interacción entre personas y grupo, de manera que aumente la eficacia de la organización, asegurando así la supervivencia y el desarrollo mutuo de la empresa y de sus empleados.

El Desarrollo Organizacional requiere de una visión global de la empresa, también requiere de un enfoque de sistemas abiertos, compatibles con las condiciones del medio, un compromiso consciente y responsable de los directivos, y el desarrollo de potencialidades de las personas, grupos, subsistemas y sus relaciones (internas y externas).

El Desarrollo Organizacional implica valores humanísticos (la empresa para el hombre y el hombre para la empresa), una adaptación, evolución y/o renovación; en definitiva, cambios tecnológicos, económicos, administrativos o estructurales, pero que implicarán, en último análisis, modificaciones de hábitos o comportamientos.

El Desarrollo Organizacional no es (no debe ser) sólo un curso o capacitación; no es tampoco la solución de emergencias para un momento de crisis; no es un simplemente un sondeo o investigación de opiniones, sólo para obtener información, no se trata de una intervención aislada, y por esto, desligada de los procesos gerenciales normales; no puede consistir en una iniciativa sin continuidad en el tiempo; o un esfuerzo de especialistas y otras personas bien intencionadas, pero sin compromiso de los ejecutivos responsables; no es tampoco una serie de reuniones de diagnóstico, sin generar soluciones y acciones; no es un proceso para explorar, manipular, perjudicar o castigar individuos o grupos; y tampoco un medio de hacer que todos queden contentos…

El Desarrollo Organizacional es un verdadero cambio planeado, porque requiere diagnósticos sistemáticos, desarrollo de un plan de mejoramiento, y movilización de recursos para llevar a cabo los propósitos.

Cubre a la organización, porque involucra al sistema entero.

La dirección, por supuesto, debe tener la responsabilidad de la administración y mantenimiento del proceso.

Abel Cortese

Premisas del Desarrollo Organizacional

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

Todo desarrollo es un cambio que se da en alguna parte de la empresa, y que la afecta en su totalidad, se perciba o no por sus integrantes.

El cambio es un reto tanto humano como técnico.

Los deberes básicos de los directivos y jefes ante el cambio consisten en establecer y mantener el equilibrio en sus grupos, y favorecer el ajuste de cada uno de los integrantes, a las nuevas circunstancias.

Aunque cada quien percibe al cambio de manera personal, es común que los individuos se adhieran a las posturas predominantes en sus grupos de trabajo, generándose reacciones grupales ante el cambio.

Cuando ocurre un cambio, el grupo busca el equilibrio intentando regresar al estado o situación anterior, percibido como una mejor forma de ser y/o hacer las cosas. Cada presión a favor del cambio, por lo tanto alienta, naturalmente una "contrapresión" del grupo.

Los cambios en una empresa pueden llegar a parecer injustificados cuando la gente no cuenta con todos los elementos para ver claramente que sus beneficios compensan sus costos económicos, psicológicos y sociales.

Por lo tanto cada cambio deberá basarse en un análisis costo/beneficio que tome en consideración todas sus implicancias, y deberá estar precedido por suficiente información para el personal.

El hecho de que en un grupo se cuente con personas muy bien preparadas o muy inteligentes no necesariamente significa que el grupo comprenderá y aceptará mejor el cambio. A veces sucede lo contrario, porque el grupo utiliza su capacidad para racionalizar o justificar los motivos de su resistencia al cambio.

Si un director o un gerente, como promotor del cambio, hace que sus colaboradores participen activamente en el proceso, logrará niveles de apertura y colaboración muy superiores a los que obtendría si únicamente se limitara a informarles acerca de los antecedentes, naturaleza y forma de implantación del cambio.

Aunque son los directivos quienes inician el cambio, los resultados finales siempre dependen de los colaboradores y su actitud hacia dicho cambio.

Abel Cortese

Sobre el Clima Organizacional

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

Cuando una persona asiste a un trabajo, lleva consigo una serie de ideas preconcebidas sobre sí mismo, quién es, qué se merece, y qué es capaz de realizar, hacia a dónde debe marchar la empresa, etc.

Estos preconceptos reaccionan frente a diversos factores relacionados con el trabajo cotidiano: el estilo de liderazgo del jefe, la relación con el resto del personal, la rigidez/flexibilidad de la organización, las opiniones de otros, el comportamiento de su grupo de trabajo, etc.

Las coincidencias o discrepancias que tenga la realidad diaria con respecto a las ideas preconcebidas o adquiridas por las personas durante el tiempo que llevan trabajando en una empresa, van a conformar el clima de la organización, el Clima Organizacional.

El Clima Organizacional puede ser vínculo u obstáculo para el buen desempeño de la empresa, puede ser un factor de distinción e influencia en el comportamiento de quienes la integran.

En suma, es la expresión personal de la "opinión" que los trabajadores y directivos se forman de la organización a la que pertenecen. Ello incluye el sentimiento que el empleado se forma de su cercanía o distanciamiento con respecto a su jefe, a sus colaboradores y compañeros de trabajo, y que puede estar expresada en términos de autonomía, estructura, recompensas, consideración, cordialidad y apoyo, y apertura, entre otras.

A continuación se presenta una escala que ejemplifica algunos de los principales climas que pueden encontrarse en una organización.

Los principales elementos del Clima Optimo para el Desarrollo Organizacional son los siguientes:

· Sentido de identificación e influencia en la organización.
· Apertura a la actitud creativa.
· Deseo de cambio.
· Reconocimiento.
· Trabajo en equipo.
· Visión común.


Sentido de Identificación e influencia en la Organización
El trabajador es consciente de que ejerce una influencia auténtica sobre las modificaciones que se hacen al sistema de trabajo, ve que se le toma en cuenta y que puede contribuir cuando se trata de cambiar. Si una persona siente que tiene la capacidad de influir, se siente cómoda aceptando responsabilidades y aportando sugerencias.

Apertura a la actitud creativa
Experiencias de transformaciones anteriores que hayan derivado en resultados positivos, mantienen en la organización el mensaje de interés por la innovación y la creatividad. En su defecto, cuando menos el estímulo y la aceptación formal de estas cualidades como parte del desempeño, son propicias para la aceptación de los cambios culturales y estructurales en la organización.

Deseo de cambio
Es necesario un razonable y sano nivel de insatisfacción con lo existente, y en consecuencia la expectativa que lleva implícita el deseo de cambio. No es en una atmósfera de crisis donde tiene lugar el mejor cambio. El clima ideal es aquél donde no prevalezca la frustración.

Incentivos
Aun y cuando sean incipientes los sistemas de reconocimiento, como antecedentes son favorables para avanzar en los procesos de transformación, ya que muchas veces, la situación a vencer es la indiferencia de los superiores para reconocer el esfuerzo y el aporte de su personal.

Trabajo en equipo
Antecedentes de trabajo en equipo, en este sentido, significan, por una parte, que la gente confía mutuamente y que puede compartir entre sí esfuerzos y decisiones. La presencia del trabajo grupal es excelente para cimentar futuros equipos de trabajo.

Visión común
La presencia de un sistema de valores/creencias es tierra fértil para asumir, con base en éstos, una nueva cultura organizacional. A la vez que se propicia la concentración de esfuerzos y recursos.

Abel Cortese

Organizar y Departamentalizar

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

El verbo ORGANIZAR significa formar un todo con partes dependientes y mutuamente relacionadas, para producir una estructura definida y ordenada. De aquí surge el término organización.

Organización es la subdivisión de las acciones y los deberes en funciones especializadas.
El principal fracaso de cualquier grupo es no contar con una verdadera organización. Al no contar con una verdadera organización, no se es una verdadera organización.

La causa principal de no organizar es simplemente no comprender lo que significa organizar.
La particularidad de la organización, como sistema, es que sus características de causalidad recíproca, de interdependencia, hace que sus elementos se potencien, se neutralicen o se anulen.

Una de las herramientas que cristaliza esa potencialidad (con lo cual nos acercamos ya al organigrama) es la creación de departamentos que se concentran en distintas fases o aspectos de un proceso.

Departamentalizar quiere decir agrupar tareas homogéneas. Es decir, ‘juntar’ las cosas que se hacen dentro de una empresa con algún criterio determinado, que nos indique cuáles son las tareas ‘parecidas’ o que apuntan más o menos a lo mismo.

La departamentalización aparece cuando la organización crece y, en lugar de hacer ‘todos de todo’, resulta crucial, para la supervivencia, dividir tareas y asignarlas a distintas personas que - con el tiempo - se irán convirtiendo en especialistas de la parte que les ha sido encomendada.

Muchas empresas naufragan en este paso crítico de crecimiento, al no saber implementar correctamente (o directamente no implementar) una división estructural en la organización.

La departamentalización puede adoptar el criterio denominado ‘por Propósitos o por Objetivos’, donde la idea es dividir a cada sector en subunidades con objetivos interdependientes.

Y en este concepto es donde comienza a verse la importancia de los organigramas modernos.

Abel Cortese

El Éxito Empresario es una Mínima Diferencia

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

EL ÉXITO ES UNA MÍNIMA DIFERENCIA (O UNA SUMA DE MÍNIMAS DIFERENCIAS)

Una empresa con éxito no difiere mucho, hoy, de otra que no consigue desarrollarse en el mercado.

La distancia es mucho menor de lo que parece. Si quisiéramos establecer una medida, podríamos hacer una analogía con una carrera de caballos y decir que el éxito se puede medir en centímetros.

En una carrera, el primer caballo que alcanza la meta puede ganar un premio de 25.000 pesos, y el segundo, uno de 8.000 pesos. ¿Esto implica que el primer caballo es tres veces más rápido que el segundo? Evidentemente no. De hecho, si medimos la diferencia entre la llegada de uno y la del otro, y la dividimos por el total de la pista, ¿cuánto más rápido tendría que haber corrido el segundo para llegar antes que el primero? La cantidad resultante de tal división sería ínfima.

Esto no ocurre sólo en el deporte, en la vida es lo mismo: el profesional que gana tres veces más que otro no está haciendo tres veces más esfuerzo, ni tiene el triple de conocimientos o de inteligencia. La diferencia es mínima, pero es ‘la diferencia’ que marca la diferencia.

Para las empresas rige hoy el mismo principio. De ahí que sea tan importante el establecimiento de objetivos orientados al máximo rendimiento, y en todos los órdenes posibles. Porque una pequeña diferencia comparativa -y competitiva- entre una empresa y otra, puede determinar un destino de éxito y desarrollo para una, y problemas y estancamiento para otra.

Abel Cortese

Dirección por Objetivos

Inteligencia Organizacional: Liderazgo

Hay quienes sostienen que en una época de cambios tan vertiginosos como la actual no es posible guiarse por objetivos.

Sin embargo, la cuestión se resuelve pensando en el propio significado de la palabra que utilizamos para nombrar la acción de administrar una empresa: dirigir.

Paradójicamente, en una época de cambios turbulentos y altamente exigentes como ésta, es cuando -con más cuidado- se debe dirigir en base a la planificación de objetivos sensatos.

Dirigir una empresa, o incluso un departamento, implica ejecutar tres tipo de acciones:

* Planificar: el arte de establecer objetivos.

* Organizar: adecuar los recursos y la estructura organizativa en función de los objetivos.

* Controlar: medir cuál es la diferencia entre lo que se produce y lo que se planifica.

Obviamente, al hablar de objetivos deben contemplarse dos cuestiones cruciales:

1) Un objetivo no es algo que uno decide y que entonces, de forma milagrosa, se cumple; sólo porque uno ha decidido que ocurra. El logro de una meta o un objetivo requiere que se lleven a cabo determinadas acciones en el mundo real; que provoquen algún cambio positivo y representen un paso adelante hacia su consecución.

2) Es cierto que en tiempos de grandes y veloces cambios los objetivos deben tener una gran flexibilidad, que permita a la empresa reaccionar con rápidos reflejos a los parámetros de estabilidad o inestabilidad que se ‘leen’ en el mercado.

Para ilustrar este último punto, existe una muy interesante historia contada por el marinero Frank Koch, y publicada en PROCEEDINGS, la revista del Instituto Naval de los Estados Unidos.

“Dos acorazados asignados a la escuadra de entrenamiento habían estado de maniobras en el mar, con tempestad durante varios días. Yo servía en el buque insignia y estaba de guardia en el puente cuando caía la noche. La visibilidad era pobre; había niebla, de modo que el capitán permanecía sobre el puente supervisando todas las actividades.

Poco después de que oscureciera, el vigía que estaba en el extremo del puente informó: ‘Luz a estribor’.

‘¿Rumbo directo o se desvía hacia popa?’, gritó el capitán.

El vigía respondió: ‘Directo, capitán’, lo que significaba que nuestro propio curso nos estaba conduciendo a una colisión con aquel buque.

El capitán llamó al encargado de emitir señales. ‘Envía este mensaje: estamos a punto de chocar; aconsejamos cambiar 20 grados su rumbo’.

Llegó otra señal de respuesta: ‘Aconsejamos que ustedes cambien 20 grados su rumbo’.

El capitán dijo: ‘Contéstele: Soy el capitán; cambie su rumbo 20 grados’.

‘Soy marinero de segunda clase’
-nos respondieron-. ‘Mejor cambie su rumbo 20 grados’.

El capitán ya estaba hecho una furia. Y gritó: ‘Conteste : Soy un acorazado. Cambie su rumbo 20 grados’.
La linterna del interlocutor envió su último mensaje: ‘Yo soy un faro’.

Obviamente, cambiamos finalmente nuestro rumbo”.

Esta historia ilustra que, aún más importante (y definitivo) que la dirección de un barco, es el ajuste a la señal que proporciona un faro. De la misma manera, los objetivos de una empresa deben estar siempre en relación con lo que pasa en el mercado, y también con lo que pasa en el entorno general de la compañía.

Finalmente, hay dos maneras de dirigir: dirigir bien y dirigir mal. La estrategia para hacerlo bien o hacerlo mal cambia con los tiempos, o las circunstancias, o el lugar. Pero siempre se dirige de dos maneras: bien o mal.

Abel Cortese