Inteligencia Organizacional: Liderazgo
EL ÉXITO ES UNA MÍNIMA DIFERENCIA (O UNA SUMA DE MÍNIMAS DIFERENCIAS)
Una empresa con éxito no difiere mucho, hoy, de otra que no consigue desarrollarse en el mercado.
La distancia es mucho menor de lo que parece. Si quisiéramos establecer una medida, podríamos hacer una analogía con una carrera de caballos y decir que el éxito se puede medir en centímetros.
En una carrera, el primer caballo que alcanza la meta puede ganar un premio de 25.000 pesos, y el segundo, uno de 8.000 pesos. ¿Esto implica que el primer caballo es tres veces más rápido que el segundo? Evidentemente no. De hecho, si medimos la diferencia entre la llegada de uno y la del otro, y la dividimos por el total de la pista, ¿cuánto más rápido tendría que haber corrido el segundo para llegar antes que el primero? La cantidad resultante de tal división sería ínfima.
Esto no ocurre sólo en el deporte, en la vida es lo mismo: el profesional que gana tres veces más que otro no está haciendo tres veces más esfuerzo, ni tiene el triple de conocimientos o de inteligencia. La diferencia es mínima, pero es ‘la diferencia’ que marca la diferencia.
Para las empresas rige hoy el mismo principio. De ahí que sea tan importante el establecimiento de objetivos orientados al máximo rendimiento, y en todos los órdenes posibles. Porque una pequeña diferencia comparativa -y competitiva- entre una empresa y otra, puede determinar un destino de éxito y desarrollo para una, y problemas y estancamiento para otra.
Abel Cortese
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