20/10/09

La espiritualidad del éxito



"Tengo más problemas con D.L. Moocly que cualquier otra persona que conozco".
—D. L. Moody,  líder religioso (1837-1899)
        
Cuando las personas oyen por primera vez la frase “el éxito no es lógico”, parecen confundidas y me preguntan qué quiere decir. Para entender completamente su significado, primero debemos comprender lo que significa ser “lógico”. Lo lógico” es la opinión de la mayoría. Es lo que la mayoría de la gente cree que tiene sentido, pero en realidad es un punto de vista subjetivo basado en tiempo y lugar. En Estados Unidos, la gran mayoría de los habitantes terminan quebrados, lo que hace que esa “lógica” resulte ilógica, al menos para las personas que han alcanzado el éxito.
 El éxito no se trata de devorarse unos a otros, ni de la supervivencia del más fuerte. Ese no es el éxito verdadero. No perdura. Y no nos hace sentir bien. Le enseñaré lo que yo denomino éxito cuántico: un triunfo auténtico, profundo y duradero basado en las leyes naturales. Estas leyes no tienen nada que ver con empujar, controlar, manipular o herir a otros. Este éxito es natural. Fluye. Nos hace sentir bien y es genuino.

La base de cada concepto que le enseñaré es la siguiente: el éxito no está en lo que usted hace, sino en lo que es. El éxito no está en el hacer, está en el ser. Por lo tanto, no es sólo físico y mental. También es espiritual.

El verdadero éxito externo es simplemente un reflejo del éxito interno.
Para que una persona esté entera, debe estarlo física, mental y espiritualmente. Si alguno de estos tres aspectos, entonces la persona no estará completa y eso producirá consecuencias. Dado que el auténtico éxito es simplemente un reflejo de la persona, también debe ser entero: física, mental y espiritualmente. Si no es así, no nos hará sentir bien. No será auténtico. ¡Y no durará!

Si yo estuviera frente a usted en este mismo instante, comenzaría la capacitación diciendo: “¿Así que usted quiere ser exitoso? ¿Quiere cambiar su vida? ¿Está seguro?” Le haría esta pregunta porque una de las cosas más llamativas que he observado al capacitar a miles de personas en las últimas décadas es que las personas quieren cambiar sus vidas, pero no quieren cambiar (sus vidas). Sí, ya sé que suena ridículo, pero es ridículamente cierto. Uno lo oye decir todo el tiempo: “Si tuviera más dinero, mi vida sería diferente", “Si trabajara por mi cuenta, ganaría lo que merezco”, “Si tuviera otro trabajo, otra pareja, otro ambiente, si, si, si..."

Las personas creen que un cambio externo cambiará sus vidas. Si eso fuera cierto, entonces el 75% a 85% de los que ganan la lotería no se encontraría en quiebra nuevamente al cabo de 5 a 10 años. Esos individuos no obtuvieron un triunfo verdadero y perdurable simplemente ganaron dinero. Por eso su riqueza es una experiencia efímera. El éxito no se logra mediante cambios externos.


PARA REFLEXIONAR
¡El éxito no está en el hacer, sino en el ser!   
¡Las personas quieren cambiar su vida, pero
no quieren cambiar (sus vidas)!
A llegar a los sesenta y cinco años de edad, el 93 por ciento de la población está muerta o en total quiebra y requiere de la piadosa ayuda financiera de familiares y amigos, o de la seguridad social, para cubrir sus necesidades básicas. En Estados Unidos, el país más grande del mundo en lo que se refiere a las oportunidades y luego de cuarenta a cincuenta años de trabajo arduo, el 93 por ciento de la gente alcanza la... ¡POBREZA!

Esto lo afirma un estudio del año 1990 realizado por el Departamento de Estadísticas Laborales y Cuadros de Mortalidad de dicho país, en referencia a lo sucedido a las personas entre los veinticinco y los sesenta y cinco años de edad.

No sé a ustedes, pero a mí me contaron una historia totalmente diferente. Me inculcaron de muchas maneras distintas que la clave para tener éxito consistía en tener una buena educación y en iniciar un pequeño negocio, o en trabajar para una buena empresa, ser un trabajador leal y escalar posiciones en la jerarquía corporativa. Al final del camino, recibiría una pensión o tendría ahorros suficientes como para vivir un retiro confortable. Obviamente esa historia no es real; si no, ¿por qué existe tanta gente que a duras penas sobrevive durante esa etapa?
Y como si apellas sobrevivir no fuera suficientemente malo, tenga en cuenta estos datos:
1. Son menos los hombres que tienen un capital de 100 dólares a los 68 años, luego de años de trabajo, que a los 18 años. (Denby’s Economic Tables, 1990)
2. Ochenta y cinco de cada cien personas no tienen 250 dólares en electivo cuando se jubilan (Administración de la Seguridad Social, 1990).
3. Más de un tercio de todos los ciudadanos mayores viven por debajo de la línea de pobreza que establece el gobierno nacional (Censo EE.UU, 1990)
4. Dos millones doscientos cincuenta mil ciudadanos mayores pierden el derecho a su seguridad social porque deben continuar trabajando (Administración de la Seguridad Social, 1990).
¿Es verdad? Sí, y las fuentes son, lamentablemente, muy respetables. Los resultados están a la vista. Usted tiene un 93 por ciento de probabilidad de acabar muerto o en quiebra si hace lo que a mí, y probablemente a usted, nos enseñaron. En una época pensaba que era un gran engaño perpetrado por las grandes empresas para mantener a las personas en el nivel de empleados y así cubrir las necesidades de personal para la oficina y la línea de montaje.
La buena noticia es que, ahora que conoce los resultados, no tiene por qué convertirse en víctima. Puede cambiar su vida y el resultado de la misma cambiando lo que usted sabe.
Lamentablemente, muchas personas pasan por la vida sin cuestionarse lo que creen saber. Desde el momento en que nacemos, nuestra mente, c funciona de manera muy parecida a una computadora, está programada para creer ciertas cosas. A medida que crecemos, formulamos nuestras creencias y acciones en función de lo que sabemos. Al igual  que una computadora, nuestra mente sólo puede devolver la información que recibió originalmente. ¡Y si la información recibida es errónea, el resultado será desastroso!

La modelización no exige pensar: exige hacer. Aquí es donde se valora la pereza. Si otra persona logró el resultado que usted desea, sea lo suficientemente perezoso como para hacer exactamente lo mismo y obtendrá los mismos resultado. Esto es “pereza inteligente”. Una vez que haya hecho eso, puede experimentar una depuración del proceso para obtener un mejor resultado. Pero sólo puede hacer eso una vez logrado el resultado positivo inicial, no antes. La razón es que una vez que va lo haya logrado comprenderá las partes esenciales de la fórmula del éxito. Entonces, si obtiene un resultado menor que el deseado, también sabrá por qué.
Espero que pueda apreciar por qué el éxito no es lógico. Para resumir todo lo dicho aquí, para tener éxito hay que ser tonto y holgazán. ¡Apuesto a que nunca antes lo oyó expresado así!

Vincent M. Roazzi

3 comentarios:

  1. El éxito es un estado sensitivo, una manera de pensar y de actuar que te permite avanzar en los planos económicos y espirituales. Si solo trabajas en planos físicos en busca de riqueza y abundancia es posible que la obtengas o te gastes una vida lográndolo. Pero si desarrollas grados de iluminación, comunicación permanente con seres espirituales que guían tu comportamiento es posible que desarrolles un éxito económico, pero lo mas importante es que bajo esta guía encuentres además la felicidad. La vida se torna fácil, la ayuda es incalculable las capacidades mediunicas que siempre has tenido te permitirán alcanzar lo inalcanzable.
    TEOLINGUISTICA DEL ÉXito

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