La mejor forma de medir la confianza de una persona es ver su disposición a aceptar riesgos. El miedo queda reflejado en el grado en el cual una persona evita el riesgo.
El viejo dicho, «quien nada arriesga, ni gana ni pierde», siempre será válido. El riesgo, que implica la posibilidad de perder, es tan necesario para triunfar, como lo es el respirar para vivir.
Imagínese lo que ocurriría si todo el mundo decidiera intentar vivir completamente libre de riesgos:
— Ningún granjero sembraría, porque podría ocurrir que lloviera demasiado o muy poco. O que el precio del cereal en el mercado se hundiera.
— Nadie empezaría un negocio, ya que la competencia podría hacer que fracasara.
— No se producirían programas de televisión, porque podría descender mucho la audiencia, y nadie querría poner anuncios.
— Los inversores no arriesgarían su dinero en nuevas construcciones, en la exploración de pozos petrolíferos ni en ningún otro tipo de iniciativas.
— Los artistas y autores dejarían de trabajar, porque el público podría rechazar sus obras.
Para estar completamente segura, la gente tendría que sacar el dinero de los bancos (ya que pueden ir a la quiebra), almacenar alimentos (puede haber una guerra nuclear), evitar conducir sus automóviles (se producen accidentes) y los enfermos, en los hospitales, no permitirían que les hicieran transfusiones de sangre (la sangre podría estar contaminada).
El objetivo de una seguridad absoluta acabaría con la economía casi de la noche a la mañana.
Si quisiéramos evitar por completo el riesgo, nadie pediría un trabajo (podría ser que no lo consiguiera), ni enviaría un poema a una revista literaria (podría ser rechazado), ni pediría a un amigo o amiga una cita (podría ser que no la aceptara), ni hablaría en una reunión (podrían reírse de uno), ni solicitaría que le hicieran un pedido (el posible cliente podría decir que no).He aquí algo muy importante: las personas que se orientan hacia el éxito asumen riesgos, y algunas veces los riesgos desembocan en fracasos.
El 37 % de los millonarios que existen en este momento, fueron a la quiebra después de haber acumulado riqueza. Pero se rehicieron, y volvieron a ganar dinero. Ningún inversor acierta siempre, y las personas que construyen centros comerciales, barrios residenciales o edificios de oficinas a veces pierden dinero.
En el terreno de la prospección petrolífera, la mayoría de los pozos que se excavan están secos. No hay ningún entrenador de fútbol que todos los años tenga una temporada buena. Todos los músicos se equivocan alguna vez. La clave está en cómo se reaccione ante el fracaso. Seguramente habrá oído decir a personas que han fracasado en un trabajo o en un negocio de su propiedad, «una vez y no más».
Hay momentos en los que a todos nos gustaría abandonar. Y si no tenemos cuidado, abandonaremos. La presión de algunos compañeros para que nos rindamos puede ser muy fuerte. A veces nos dicen, "ya lo has intentado. El plan no funcionó. ¿Por qué vas a darte de cabeza contra un muro? Tampoco es para tanto. La mayoría de la gente que intenta hacer algo nuevo fracasa".
Estas personas —sus compañeros y «amigos»— a menudo están contentos de ver cómo se rinde usted. Es muy descorazonador, pero es así. Ellos no tienen el valor de hacer algo por sí mismos. Si ven que usted fracasa, se sienten mejor consigo mismos; usted es uno de ellos: otro mediocre más.
Alex Spencer
Gracias, gracias y de nuevo gracias por toda esta motivación todo lo que leo en este blog me inyecta dinamismo, apoyo, positivismo, ánimo.... o sea que me deja nueva. Gracias una vez más
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