2/10/09

La Magia de la Organización

‘Quítenme todas mis fábricas, quítenme mis negocios, mis medios de transporte y mi dinero, pero déjenme mi organización, y dentro de cuatro años volveré a tenerlo todo nuevamente’.
Andrew Carnegie

Si hay algo imposible de concebir en la naturaleza, es un gigantesco roble que haya sido siempre un gigantesco roble (y no, en un principio, una semilla de tamaño normal), o un enorme elefante que no haya sido, antes, un pequeño embrión.

Lo mismo ocurre con las empresas. Cuando se menciona a Disney, o a McDonald’s, o a Federal Express, solemos pensar : ‘Sí, pero esos son monstruos...’

Conviene tener presente que la mayoría de las empresas más grandes del planeta nacieron chicas, (muchas veces producto del sueño de un solo hombre), y si hay algo -lo llamemos arte o ciencia- que distingue a las empresas mencionadas de otras que no alcanzaron ese éxito, ‘ese algo’ es, fundamentalmente, la organización.

Por supuesto que no es sólo la organización. Pero... ¿qué sería de Disney sin el nivel de organización que posee? ¿Cuánto duraría el liderazgo de McDonald’s si se deteriorara su organización? ¿Qué pasaría con la entrega ‘overnight’ de Federal Express (su ventaja competitiva) si se derrumbara su excelente nivel organizativo?

La cuestión no es el tamaño, la cuestión es la organización. Sin organización, una empresa no podría jamás llegar a ser grande.

Con organización, una compañía podrá llegar adonde la visión de sus directores y el entorno se lo permitan. Pero siempre habrá llegado al máximo de sus posibilidades.

Como lo ilustra la siguiente historia...

El hombrecito le dice al forzudo de más de cien kilos:
- Si yo hubiese sido tan grande como usted, hoy sería el campeón del mundo de peso pesado.
Y el grandote respondió:
-¿Y qué le impide ser campeón del mundo de peso pluma?


En otras palabras, la excelencia de un círculo está en su redondez, no en su tamaño.

Digámoslo una vez más: la cuestión no es el tamaño, la cuestión es la organización.

¿Qué sentiría una persona del siglo XVII, si por arte de magia, resucitara en nuestros días y se encontrara frente a un robot, cuya acción consiste en tomar unos bloques del suelo e ir construyendo con ellos una torre?

No podría entender la escena, y creería que se trata de un milagro.

Sin embargo, nosotros, que tenemos algunas nociones sobre tecnología, por rudimentarias que sean, sabemos que no se trata de un milagro.

Supongamos que el robot en cuestión se llamara ‘Constructor’.

Pues bien, lejos de un milagro, al analizar la escena nos toparíamos de nuevo con la magia de la organización.

Marvin Minsky, uno de los padres de la inteligencia artificial, explicaría las funciones clave del robot de la siguiente manera:

‘Constructor’ no es un simple conjunto de partes como encontrar, tomar, poner, y todas las demás. Pues ‘Constructor’ no funcionaría, en absoluto, si todos esos agentes no estuvieran vinculados entre sí por medio de una red adecuada de interconexiones.

¿Sería posible predecir las acciones de ‘Constructor’ conociendo sólo un listado de acciones?

Por cierto que no: es necesario saber también qué agentes trabajan para qué otros, y en qué secuencia se ejecutan las acciones.

Análogamente, no sería posible predecir lo que sucedería en una comunidad humana (por ejemplo, una empresa), a partir de saber solamente lo que es capaz de hacer cada persona por separado; es preciso también conocer la forma en que están organizadas, es decir, quién decide qué hace quién (dirección), quién hace qué (división de tareas), quién hace qué para quién (secuencia de la producción), y quién le transmite información a quién (comunicación).

Y lo mismo se requiere para comprender cualquier cosa grande y compleja. En primer lugar, debemos averiguar cómo funciona separadamente cada parte. Luego, debemos saber cómo interactúa cada una con aquellas otras con las que está conectada. Y en tercer término, es necesario que comprendamos de qué modo se combinan todas estas interacciones locales para realizar aquello que el sistema hace, tal como se lo ve desde el exterior.

También debemos comprender que los seres humanos, cuando establecemos relaciones estables en el tiempo (familias, grupos, empresas), formamos parte de un sistema complejo de interacciones.

Una organización es independiente de cualquier parte física determinada. Es la estructuración de eventos o acontecimientos y no la estructuración de partes físicas. Por lo tanto no tiene estructura independiente de su funcionamiento.

En consecuencia, para describir a una organización (y sus políticas), hay que observar cómo funciona, es decir, cómo estructura sus principales interacciones y, si bien se han propuesto diversas clasificaciones en esta materia, la mayoría de ellas coinciden en identificar tres interacciones básicas : la interacción de los individuos entre sí, la interacción de los individuos con la organización, y la interacción de la organización con el medio.

Abel Cortese

2 comentarios: