Cualquier persona que alcanza el éxito, en un momento u otro ha recibido el estímulo de los demás. Es justo que correspondamos ayudando a otros.
Por ejemplo, el momento decisivo de mi carrera fue cuando Andrew Carnegie me sugirió que creara la “teoría del éxito” como filosofía del conocimiento, y me ofreció su apoyo y ayuda para lograrlo. Espero que transmitiendo a los demás lo que aprendí durante una vida de investigación, pueda saldar la deuda contraída con Carnegie hace varias décadas.
Está comprobado que una de las maneras más seguras de alcanzar el éxito personal es ayudar a otros a triunfar.
Todos tenemos posibilidad de ayudar a los menos afortunados. La verdadera riqueza consiste en poder ser generosos con nuestro tiempo y energía en beneficio de los demás.
Una de las experiencias más satisfactorias que se pueden tener en la vida es ver en la cima del éxito a alguien que hemos ayudado.
Sus esfuerzos por ayudar a alguien que lo necesita le darán una enorme fortaleza interior, independiente del reconocimiento que reciba.
Es un hecho innegable que el hombre es luchador por naturaleza, ya sea en beneficio propio o de los demás. Recuerdo que, cuando era mucho mas joven, luche hasta que pude pagar mis deudas. Me liberé de mis obligaciones. Estaba satisfecho, o al menos eso pensaba. Pero a medida que pasaron los meses, me volví a sentir inquieto. Me llevó algún tiempo darme cuenta de la equivocación. Echaba de menos el desafío de la lucha.
No fue necesario renunciar a mi fortuna y empezar de cero otra vez. Encontré que podía ser igual de estimulante ayudar a otros en su lucha y facilitarles el camino hacia el éxito al asumir algunas de sus responsabilidades.
El mundo sería muy diferente si cada uno de nosotros ayudara a alguien a triunfar en la vida y a la vez recibiéramos ayuda de los demás.
Ayudar a los demás es una buena inversión. John Wanamaker, el rey de los comerciantes de Filadelfia, dijo en una ocasión que el habito mas rentable era el de dar ayuda aunque no estemos obligados a hacerlo.
Tal vez algunos ejemplos prácticos le puedan dar ideas para prestar ayuda:
Hay un comerciante al este de la ciudad que ha hecho prosperar su negocio utilizando un método muy sencillo. Sus trabajadores revisan periódicamente los parquímetros de los alrededores. Cuando encuentran alguno que ha rebasado el límite de tiempo, insertan una moneda en el parquímetro y le dejan una nota de parte del comerciante indicándole que ha sido un placer liberarle de una multa de aparcamiento. Muchos de estos conductores pasan a la tienda para darle las gracias y empiezan a comprar.
El dueño de una importante tienda de ropa para caballeros de Boston introduce una tarjeta en el bolsillo de cada traje que vende. Le dice al cliente que si esta conforme con la compra a los seis meses puede volver con la tarjeta y llevarse una corbata. Como es natural el cliente siempre vuelve satisfecho con la compra y es un cliente potencial de otro traje.
Otro ejemplo es Butler Stork, que realizó una labor inapreciable mientras estuvo preso en la Ohio State Penitenciary y fue liberado cuando aún le quedaban veinte años de condena. Stork organizó cursos por correspondencia para más de mil presos, con gran variedad de opciones y sin costo alguno para los reclusos ni para el estado. Incluso convenció a la escuela internacional de cursos por correspondencia para que donara libros de texto. El plan tuvo tanto éxito que stork consiguió su libertad como recompensa.
Ponga su mente a trabajar. Haga un análisis de su talento y capacidad. ¿A quién podría ayudar? ¿Cómo podría ayudarlos? No necesita dinero. Todo lo que necesita es imaginación y el deseo genuino de prestar un servicio a los demás.
Ayudar a otros a resolver sus problemas le ayudará a resolver los suyos.
6/10/09
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