Planificar es saber, con cierta probabilidad, dónde estaremos en el futuro, en función de las decisiones que tomemos hoy.
La planificación no implica que todas nuestras premisas o suposiciones estén en la línea de la exactitud, sino en el de la lógica. Y aunque a veces las cosas no ocurran según la lógica, no por ello debemos dejar de planificar.
La misión y la planificación deben ser coherentes entre sí.
Una vez que se han generado los objetivos, es imprescindible establecer los mecanismos de planificación y control, porque sin objetivos, planificación y control, no se puede hablar de una verdadera organización.
La planificación estratégica está formada por un conjunto de actividades destinadas a reducir el costo de las decisiones a medio y largo plazo, mediante el análisis permanente de los objetivos de la empresa, su situación actual y también la situación y tendencia del entorno, la aplicación de reglas y procesos de formalización de la información disponible, más el compromiso de realización de las decisiones adoptadas.
En el Plan Estratégico de Marketing, se deberá contar con procedimientos de control, para verificar la efectividad del plan y permitirle hacer las correcciones que surgen de los cambios en el mercado. Por bien planeadas que estén sus estrategias de Marketing, hay fuerzas como las variables del mercado, la nueva información o los cambios en las regulaciones que impone el gobierno, que podrían obligarlo a cambiar su plan de acción.
Las fuerzas externas a la empresa están fuera del control de la dirección de una empresa. Pero no por ello debe renunciarse a un análisis racional, con el fin de descubrir, con la máxima prontitud, las pistas de las nuevas amenazas, y detectar los nuevas oportunidades, ajustándose con éxito a esas fuerzas externas. El buen directivo sabe que el entorno es la única fuente de la que brotan las oportunidades, y por ello no teme al cambio, sino que lo estudia.
En primer lugar, debemos analizar suposiciones de distinto contenido y gradación, en las que sea posible definir ‘decorados’ diferentes. (En los tratados de planificación se habla de escenarios, al traducir incorrectamente la palabra inglesa ‘scenario’ que en español significa ‘decorado’ y no escenario. Porque la empresa siempre está en el mismo ‘escenario’: el mercado. Lo que cambian son las condiciones : ‘el decorado’).
La planificación estratégica consiste en crear un sistema flexible e integrado de los objetivos y de sus planes de acción, que sirva como punto de referencia para visualizar en qué grado se alcanzan los objetivos de corto plazo, y cómo están encaminados los de medio y largo plazo, con una coherencia entre el esfuerzo de las personas y el valor relativo de cada meta.
La medición que se efectúa en la planificación se basa en dos variables: la actividad y la tasa de incremento (mejora).
El horizonte que debe contemplar el plan tendrá que ver con el momento en que se realice el análisis de entorno. Cuando se examinan las variables del entorno (política, economía, sociedad, tecnología, etc.), y resulte imposible ‘visualizar’ con éxito y con cierta lógica la evolución probable (porque se percibe una cierta cantidad de ‘niebla’ en el horizonte), significa que ahí está el límite hasta donde se debe planificar.
Abel Cortese
No hay comentarios:
Publicar un comentario