Observará usted que todas esas historias de éxito tienen un común denominador. En cada uno de los casos, el ingrediente secreto fue la aplicación de una ley universal no aplicada previamente. En eso estribaba la diferencia. Por consiguiente, si se encuentra usted en el umbral del éxito sin poder franquearlo, trate de añadir algo más. No tiene por qué ser mucho. Las palabras «Hip, hip, hurra» fueron suficientes para conseguir un éxito musical. Unas diminutas planchas fueron suficientes para hacer volar un avión tras el fracaso de otros. No es necesariamente la cantidad de este algo más, sino la «calidad inspirada», lo que cuenta.
¿POR QUÉ LLEGÓ EL TRIBUNAL SUPREMO A LA CONCLUSIÓN DE QUE ALEXANDER GRAHAM BELL HABÍA INVENTADO EL TELÉFONO? Muchas personas afirmaron haber inventado el teléfono antes que Alexander Graham Bell. Entre los que afirmaban tener patentes anteriores estaban Gray, Edison, Dolbear, McDonough, Vanderweyde y Reis. Philipp Reis fue el único que, al parecer, estuvo cerca del éxito. La pequeña diferencia que resultó ser una gran diferencia fue un solo tornillo. Reis no sabía que, en caso de haber girado el tornillo un cuarto de vuelta, hubiera transformado la corriente intermitente en corriente continua. ¡Y entonces hubiera alcanzado el éxito!
En la causa seguida ante el Tribunal Supremo, éste señaló que:
Reis sabía lo que había que hacer para transmitir el lenguaje por medio de la electricidad es de todo punto evidente, puesto que en su primer escrito decía: «En cuanto sea posible producir, en cualquier lugar y de cualquier manera, vibraciones cuyas curvas sean las mismas que las de cualquier tono o combinación de tonos determinada, recibiremos la misma impresión que aquel tono o aquella combinación de tonos hubieran producido en nosotros.»
El tribunal añadía:
Reis descubrió cómo reproducir los tonos musicales, pero nada más. Podía cantar a través de su aparato, pero no podía hablar. Desde el principio hasta el final, él mismo lo ha reconocido así.
Al igual que en el caso de los hermanos Wright, el algo más que Bell añadió era relativamente sencillo. Pasó de una corriente intermitente a una corriente continua, el único tipo capaz de reproducir el lenguaje humano. Ambas corrientes son exactamente la misma corriente directa. «Intermitente» significa que se interrumpe con una breve pausa. Concretamente, Bell mantuvo el circuito abierto en lugar de romper el circuito intermitentemente, tal como Reis había hecho.
El tribunal terminaba diciendo:
Reis jamás pensó en ello y no logró transmitir el lenguaje telegráficamente. Bell lo hizo y lo consiguió. En tales circunstancias, resulta imposible afirmar que lo que hizo Reis fue una anticipación del descubrimiento de Bell. Seguir a Reis es fracasar; en cambio, seguir a Bell es alcanzar el éxito. La diferencia entre ambos es simplemente la diferencia entre el fracaso y el éxito. Si Reis lo hubiera seguido intentando, tal vez hubiera hallado el camino del éxito, pero se pasó y fracasó. Bell reanudó su tarea y logró un afortunado resultado.
Napoleón Hill
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