Thomas Edison fue el mejor creador de ideas. Patentó 1093 invenciones que valían millones, y dio al mundo miles de otras ideas útiles que no se molestó en patentar.
Deberíamos, pues, aprender la lección de Edison.
No trató de ser perfecto. Sólo trató de crear ideas útiles, y de ponerlas a disposición para que cualquiera tuviera una oportunidad de mejorarlas.
De hecho, ¡TODAS las ideas de Thomas Edison se mejoraron! Piense en la primera “máquina parlante” de Edison que después fue mejorada convirtiéndose en un “fonógrafo”, que más tarde fue mejorada y se transformó en un “sistema estereofónico” electrónico, y así sucesivamente.
O considere cuántas mejoras se hicieron en la iluminación eléctrica desde la idea de Edison de la lamparilla incandescente.
De hecho, usted podrá llegar a ser riquísimo limitándose a poner en consideración ideas que no funcionarán.
El único requisito de una idea “exitosa” que no funcionará es que de algún modo alguien podrá modificarla, adaptarla, combinarla o mejorarla para que sea útil.
Porque USTED puso en marcha una cadena de ideas, USTED obtendrá, se acreditará, será ascendido, y se enriquecerá como el originador, compartiendo los premios con quienes mejoraron SU idea en una forma final y funcional. ¡Si no hubiera originado la idea, no habría habido nada que mejorar!
Recuerde: toda idea (ya sea que funcione o necesite más desarrollo) es sólo un comienzo. Nunca supe de idea alguna (ni de cosa alguna fabricada por el hombre) que fuera per fe cta.
Todo idea es mejorada en el curso del tiempo a medida que aumenta el conocimiento, la tecnología y la experiencia del hombre.
¡Las ideas evolucionan! De eso trata la evolución, y ésta se aplica más visiblemente a las ideas c a todo lo demás. La sobrevivencia de los más aptos” se aplica a las ideas como lo hace la necesidad de adaptarse a las condiciones cambiantes.
No sea, pues, tímido ni vacilante al sugerir y pasar sus ideas a consideración. Sus ideas no necesitan ser perfectas. En verdad, ¡las ideas (hasta las de Edison) nunca fueron perfectas! De hecho, su idea ni siquiera necesita “funcionar” en sus primeras etapas. Sólo necesita ser un comienzo. Sin un comienzo, no podrá haber un completamiento positivo.
No confunda ‘fracaso” con “derrota”.
La base de toda creación de ideas es el fracasar hacia adelante.
No deje, pues, que el “fracaso” le quite algo. Asegúrese de que cada “fracaso” le ponga algo.
Ninguna de sus ideas “fallará” realmente. Cada idea —el fracaso o el triunfo— es sencillamente un paso hacia la creación de algo. Usted aprenderá tanto —o más— de sus fracasos como de sus triunfos. (Personalmente, he aprendido —y por tanto, en última instancia, he aprovechado— mucho más de mis fracasos iniciales que de mis triunfos iniciales.)
Los fracasos son una parte esencial de la construcción del triunfo. Los fracasos crearon a Lincoln y le condujeron hacia la grandeza. Todos los triunfos y no los fracasos crearon a Napoleón y le condujeron hacia Waterloo.
Diez años de fracasos de ideas crearon la batería de níquel, hierro y álcali.
Más de 17.000 fracasos de ideas crearon el látex.
¿Teme usted que su idea fracase? Ensayar su idea es sencillamente un experimento para determinar en qué medida necesita modificarse, adaptarse, combinarse y mejorarse. No se trata de la prueba del triunfo o el fracaso pendientes de un solo disparo; es meramente un experimento de una sola prueba que, si usted usa los métodos de este libro, le conducirá a su triunfo último y a los premios por pensar ideas útiles.
Charles Kettering, el gran genio inventor de la General Motors, contó cómo desarrolló el motor Diésel. Dijo que durante seis años ensayó una idea tras otra que fracasaban hasta que finalmente halló una idea que funcionaría.
¿Charles Kettering fue un fracasado porque tuvo ideas que no funcionaron la primera vez que fueron intentadas? Sus ideas para el motor Diésel no funcionaron durante un período de seis años. ¿El era un fracasado? No exactamente. El modificó, adaptó, combinó y mejoró sus ideas hasta que desarrolló el motor Diésel, que fue cómo desarrolló todas sus grandes invenciones.
Uno pensaría que habría un modo más “científico”, pero cuando Charles Kettering estaba a cargo de la investigación de la corporación más grande, rica y productiva del mundo, dijo que “ensayar una idea tras otra es el único modo de triunfar que conocemos”.
No vacile tímidamente en sugerir sus ideas porque no sean perfectas (y nunca lo serán) y porque tema que podría fracasar la primera prueba experimental. ¡Caramba! Todas las ideas tienen que modificarse, adaptarse, combinarse y mejorarse. Todas las ideas evolucionan como conocimientos, la tecnología, y la experiencia muestran los modos de mejorarlas.
Como dice el viejo proverbio italiano: Quien nunca fracasa, nunca llega a rico.
El secreto de hacerse rico más rápidamente es ¡FRACASAR HACIA ADELANTE!
M. R. Kopmeyer
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