La forma tradicional de explicar por qué los innovadores con éxito producen muchas ideas es que quedan atrapados en un «círculo virtuoso» en el que los éxitos del pasado alimentan las oportunidades y el éxito futuros.
Por ejemplo, si un equipo de emprendedores ha te nido éxito con una idea interseccional una vez, los inversores estarán más predispuestos a financiar su próxima aventura. El mismo argumento sería válido en el caso de científicos y artistas. Un investigador de éxito que haya escrito una tesis de doctorado excepcional, podría ser contratado por una institución prestigiosa con buenos mentores y una fuerte red para financiar su investigación. Todo esto conduce a un ciclo reforzado con una producción siempre en aumento de estudios e ideas. Esta explicación tiene sentido. Y puede ser cierta también para la innovación direccional; sin embargo, pasa por alto dos verdades fundamentales sobre la innovación interseccional.
Por ejemplo, si un equipo de emprendedores ha te nido éxito con una idea interseccional una vez, los inversores estarán más predispuestos a financiar su próxima aventura. El mismo argumento sería válido en el caso de científicos y artistas. Un investigador de éxito que haya escrito una tesis de doctorado excepcional, podría ser contratado por una institución prestigiosa con buenos mentores y una fuerte red para financiar su investigación. Todo esto conduce a un ciclo reforzado con una producción siempre en aumento de estudios e ideas. Esta explicación tiene sentido. Y puede ser cierta también para la innovación direccional; sin embargo, pasa por alto dos verdades fundamentales sobre la innovación interseccional.
Primero, no tiene en cuenta que el proceso creativo e aleatorio. El proceso aleatorio sugeriría que no siempre los éxitos pasados son los que preparan a alguien para el éxito innovador en el futuro; sino que tanto el éxito innovador pasado como el futuro son principalmente una cuestión de suerte.
Segundo, esta explicación pasa por alto el hecho de que los innovadores pioneros también producen muchas ideas que nunca llegan a nada. Sólo se toca alrededor del 35% de las composiciones de Mozart, Bach o Beethoven hoy en día; sólo vemos una fracción de las obras de Picasso, y nadie referencia la mayoría d es escritos por Einstein.
Muchos de los escritores célebres del mundo también han escrito libros horrendos, los directores de películas innovadores han hecho bodrios realmente poco creativos, los emprendedores de mucho éxito han decepcionado a sus inversores y los científicos pioneros han publicado estudios que no han tenido impacto alguno en su campo.
Veamos el caso de Charles Darwin. Después de haber propuesto la teoría rompedora de la evolución, desarrolló la teoría claramente errónea de la pangénesis, que sugería que los rasgos adquiridos, por ejemplo, unos músculos más fuertes, podían pasar de padres a hijos. O fíjese en Sabeer Bathia. Fundó el servicio de correo electrónico Hotmail, que se convirtió en un éxito gracias a un nuevo dispositivo de marketing: un enlace de suscripción que se enviaba automáticamente con cada mensaje de correo electrónico. Su siguiente aventura, Arzoo, un mercado de servicios en línea, incorporaba lo que Bathia pensó que eran varias ideas innovadoras, pero la empresa no triunfó. Es evidente que una gran innovación no garantiza que haya otra.
Muchos de los escritores célebres del mundo también han escrito libros horrendos, los directores de películas innovadores han hecho bodrios realmente poco creativos, los emprendedores de mucho éxito han decepcionado a sus inversores y los científicos pioneros han publicado estudios que no han tenido impacto alguno en su campo.
Veamos el caso de Charles Darwin. Después de haber propuesto la teoría rompedora de la evolución, desarrolló la teoría claramente errónea de la pangénesis, que sugería que los rasgos adquiridos, por ejemplo, unos músculos más fuertes, podían pasar de padres a hijos. O fíjese en Sabeer Bathia. Fundó el servicio de correo electrónico Hotmail, que se convirtió en un éxito gracias a un nuevo dispositivo de marketing: un enlace de suscripción que se enviaba automáticamente con cada mensaje de correo electrónico. Su siguiente aventura, Arzoo, un mercado de servicios en línea, incorporaba lo que Bathia pensó que eran varias ideas innovadoras, pero la empresa no triunfó. Es evidente que una gran innovación no garantiza que haya otra.
Entonces, ¿qué ocurre? ¿Por qué los innovadores que tienen éxito son productores tan masivo? En su influyente libro Origins of Genius, el psicólogo Dean Simonton, de la Universidad de California-Davis, explica por qué vemos esta relación entre producción y éxito. Dice que los innovad o porque tengan éxito, sino que tienen éxito porque producen. La cantidad de ideas conduce a la calidad de ideas.
Existe cierta lógica en este argumento que se basa, en parte, en la naturaleza aleatoria de la creatividad. Como las ideas interseccionales son el resultado de las combinaciones aleatorias de conceptos, se deduce que cuantas más combinaciones aleatorias se tengan, más oportunidades habrá de que surja algo realmente excepcional. Todo esto está muy bien, pero Simonton fue más allá de los meros argumentos lógicos. Quería ver si la teoría soportaría el escrutinio, si describía realmente lo que sucede en el mundo real.
Simonton centró sus estudios en la relación entre la calidad y la cantidad de producción creativa de los científicos. Cuando un científico publica un estudio, la forma más fiable de medir la calidad de ese estudio es la cantidad de veces que otros científicos lo han citado. Si muchos otros científicos hacen referencia a un estudio concreto, es probable que haya tenido un impacto notable, incluso que inicie un nuevo campo. La gran mayoría de estudios científicos se citan muy poco, mientras que una cantidad reducida, los rompedores, se nombran en multitud de ocasiones.
Simonton verificó que la relación entre cantidad y calidad concuerda. El número de estudios que publica un científico, por ejemplo, está en correlación con el número de el científico recibe de sus tres mejores obras. Dicho de otro modo, la mejor forma de ver quién ha elaborado estudios rompedores es buscar quién ha publicado más.
Se puede comprobar de cien formas distintas, pero los resultados son los mismos. La extensión de una bibliografía de un científico del siglo XIX predice lo famoso que es actualmente. El hecho que mejor predice quién recibirá honores distinguidos, como el premio Nobel, es el número de publicaciones de esa persona. De hecho, lo que mejor predice si se conseguirá que aprueben una propuesta concesión es el número de propuestas que se hayan escrito.’
Se puede comprobar de cien formas distintas, pero los resultados son los mismos. La extensión de una bibliografía de un científico del siglo XIX predice lo famoso que es actualmente. El hecho que mejor predice quién recibirá honores distinguidos, como el premio Nobel, es el número de publicaciones de esa persona. De hecho, lo que mejor predice si se conseguirá que aprueben una propuesta concesión es el número de propuestas que se hayan escrito.’
Simonton hizo algo bastante interesante. Observó las carreras de los científicos individualmente. Si la teoría del círculo virtuoso fuera cierta, esperaría ver un aumento en la calidad de los estudios publicados después de haber editado uno que hubiera resultado un éxito. Sin embargo, no es así. Los científicos elaboraban estudios en puntos aleatorios a lo largo de sus carreras, pero era más probable que los escribieran cuando ya habían publicado muchos estudios. Lo que mejor predecía cuándo conseguirían sus mejores obras los científicos, sus contribuciones más excepcionales, era cuando producían más. De hecho, esto sucedía también cuando tenían probabilidad de escribir sus peores estudios, que es lo que cabría esperar teniendo en cuenta la naturaleza aleatoria de la creatividad.
Simonton descubrió que esta relación también se da en el caso de los artistas. Por ejemplo, los compositores clásicos produjeron la mayor parte de sus obras maestras durante el mismo período en que produjeron la mayoría de sus fracasos. Sólo porque alguien haya desarrollado una idea rompedora una no significa necesariamente que tenga mayor probabilidad de hacerlo de nuevo. La mejor forma de a mentar la probabilidad es producir ideas continuamente los innovadores son tan productivos.
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