De acuerdo con el libro "A Whack on the Side of the Head", del psicólogo holandés Roger Van Oech, las principales barreras que una persona se autoimpone en el desarrollo de su propia creatividad son las siguientes:
• Buscar únicamente una respuesta correcta. La mayor parte de nuestra vida hemos estado acostumbrados a encontrar la respuesta correcta, por lo que tenemos poca práctica y entrenamiento en generar una cantidad significativa de posibles respuestas. Cuando investigamos múltiples respuestas, normalmente tenemos más probabilidades de generar ideas creativas.
• Tener demasiada fe en la lógica. Aplicar la lógica demasiado temprano en el proceso de generación de ideas hace que las personas cierren los caminos a los pensamientos que pueden producir ideas inusuales y creativas.
• Seguir siempre las reglas. Las reglas son importantes, pero ocasionalmente necesitan ser puestas a un lado para que los pensamientos e ideas fuera de lo común puedan generarse y aparecer.
• Ser demasiado prácticos. Ser prácticos significa tener mucho juicio. El juicio anticipado es la muerte de las ideas. Algunas ideas que aparentan no ser prácticas, muchas veces son transformadas en resultados y ganancias imprevistas si no son eliminadas demasiado temprano.
• Evitar la ambigüedad. Cuando las ideas o hechos son ambiguos o poco claros, la mente trabaja probando nuevas conexiones y patrones. Este proceso conduce a nuevas ideas y descubrimientos, razón por la cual es mejor no evitarlo.
• Creer que errar es incorrecto. Si usted tiene miedo de cometer errores, no asumirá ningún riesgo. La creatividad requiere de un salto en el espacio des conocido, que a menudo lleva a fracasos. Los errores no deben ser temidos, sino considerados como pasos intermedios para llegar a las mejores ideas.
• Pensar que jugar con un problema es un asunto inútil. Jugar con ideas, pensamientos o cosas es una parte básica del proceso creativo.
• Pensar que un asunto está por fuera del propio campo de conocimiento. Grandes descubrimientos han tenido lugar cuando alguien jugaba con ideas, en áreas nuevas que no eran de su competencia.
Roger Van Oech, consultor de grandes empresas multinacionales, escribió un lema al que llamó principio de discontinuidad: “Cuando estamos demasiado acostumbrados a algo, nos queda imposible verlo diferente”.
Cuando trabajo con clientes de empresas multinacionales, sé desde un comienzo que voy a tener que estar alerta con el principio de discontinuidad: los grandes expertos en ciertos temas del negocio van a ser los que más se resisten a pensar diferente. Su larga experiencia —en la mayoría de los casos, exitosa— les ha brindado ciertas pautas de pensamiento que funcionan medianamente bien, y por lo tanto no quieren cambiar. Están inmersos en el éxito de las ideas que ya conocen, y por lo general no se mueven de allí.
Este paradójico hecho me da pie para recomendar una manera práctica de apagar su piloto automático: si usted es experto en cualquier tipo de tema, cuestiónese sobre sus comportamientos inerciales y relativice sus conocimientos. Piense que aunque esté muy seguro de la mayoría de sus ideas y éxitos, siempre hay maneras distintas de hacer lo que está haciendo.
Diego Parra Luque
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