La frase "no puedo" es la fuerza más poderosa de negación en la psiquis humana.
Paul R. Scheele (Presidente de Learning Strategies Corporation)
Stephen J. Cannell, perdió primero, cuarto y décimo en la escuela. No podía leer ni entender como lo hacían sus compañeros de clase. Estudiaba cinco horas con su madre para presentar un examen y lo reprobaba. Cuando preguntó a un amigo que obtuvo una ‘A' cuánto había estudiado para el examen, él le respondió: “No estudié”. Stephen llegó a la conclusión de que él no era inteligente.
“Pero decidí, como un acto de fuerza de voluntad, que no iba a pensar más en eso,” me contó. “Me negaba a pensarlo. En cambio, centré mis energías en lo que sabía hacer, y eso era jugar fútbol. Si no hubiera sido por el fútbol, en donde sobresalía, no sé qué hubiera sido de mí. Logré mi autoestima con la práctica de los deportes”.
Al dedicar todas sus energías al fútbol, ganó honores interescolares como “running back”. Con el fútbol aprendió que, si se lo proponía, podía alcanzar la excelencia.
Más tarde pudo transferir esa fe en sí mismo a su carrera, que, por extraño que parezca, fue la de escribir guiones para televisión. Con el tiempo, tuvo su propio estudio de producción, donde creó, produjo y escribió más de 350 guiones para treinta y ocho programas diferentes incluyendo The A-Team, The Ro Files, Baretta, 21 Jump Street, The Commish, Renegade, y Silk Stalkings.
En la cima de su carrera, tenía más de 2000 personas en su nómina; y, por si so fuera poco, después de vender su estudio escribió once no velas que llegaron a la lista de best-sellers.
En la cima de su carrera, tenía más de 2000 personas en su nómina; y, por si so fuera poco, después de vender su estudio escribió once no velas que llegaron a la lista de best-sellers.
Stephen es el ejemplo por excelencia de que lo que importa no es lo que la vida nos da sino como respondemos a ella, mental y físicamente.
Para tener éxito, hay que olvidarse de la frase “no puedo” y de todas las relacionadas con ella, como “ojalá pudiera”. Las palabras no puedo restan poder. Realmente debilitan al decirlas, En mis seminarios, utilizo una técnica llamada quinesiología, para poner a prueba la fuerza muscular de las personas mientras pronuncian distintas frases. Hago que extiendan el brazo izquierdo hacia el lado, y empujo hacia abajo con mi mano izquierda para ver cuál es su fuerza normal. Luego hago que escojan algo que piensen que no pueden hacer, como por ejemplo no puedo tocar piano, y que lo digan en voz alta. Empujo de nuevo su brazo hacia abajo y siempre lo encuentro más débil. Luego hago que digan, “sí puedo” y el brazo cobra fuerza.
NO DESPERDICIE SU VIDA CREYENDO QUE NO PUEDE
En 1977, en Tallahassee, Florida, Laura Shultz, quien entonces tenía 63 años, levantó la parte posterior de su automóvil Buick para liberar el brazo de su nieto. Antes de ese momento, nunca había levantado nada más pesado que una bolsa de cincuenta libras de alimento para mascotas.
El Dr. Charles Garfield, autor de Peak Performers (Personas con Desempeños Sobresalientes) la entrevistó después de leer la noticia de su hazaña en el National Enquirer. Cuando llegó a visitarla a su casa, por más que le insistía, ella se negaba rotundamente a hablar de lo que ella llamaba “el evento.” Le decía a Charlie, una y otra vez, que tomara su desayuno y que la llamara abuelita, cosa que él hizo.
Al fin logró que ella le hablara de “el evento.” Le dijo que no le gustaba pensar en eso porque ponía a prueba sus creencias acerca de lo que podía y no podía hacer, acerca de lo que era posible. Le dijo: “Si fui capaz de hacer eso cuando no me creía capaz, ¿qué significa eso para el resto de mi vida? ¿Quiere decir que la he desperdiciado?”
Charlie la convenció de que su vida aún no había terminado y que toda-vía podía hacer cualquier cosa que quisiera. Le preguntó qué querría hacer, cuál era su pasión. Ella le dijo que siempre le habían fascinado las rocas. Había querido estudiar geología, pero sus padres no habían tenido dinero suficiente para enviarlos a ella y a su hermano a la universidad, así que su hermano fue el único que estudió.
A los sesenta y tres años, con un poco de insistencia de parte de Charlie, decidió entrar a la universidad a estudiar geología. Eventualmente obtuvo su título y luego enseñó en una universidad de una comunidad local.
No espere a tener sesenta y tres años para convencerse de que puede ha cer lo que quiera. No desperdicie años de su vida. Acepte que es capaz de hacer lo que quiera comience a lograrlo desde ya.
LAS ESTADÍSTICAS TAMBIÉN HABLAN...
Esta es otra estadística que demuestra que creer en uno mismo es más importante que tener conocimientos, estar capacitado o contar con un alto nivel de escolaridad. Según la revista Forbes, el 20 por ciento de los millonarios de los Estados Unidos nunca fue a la universidad y veintiuno de los 222 norteamericanos de la lista de multimillonarios en el 2003, nunca obtuvo un título universitario; ¡dos de ellos ni siquiera terminaron el bachillerato!
Por lo tanto, aunque tener una educación y estar comprometido de por vida con la superación son condiciones esenciales para el éxito, no es un requisito tener un título formal. Esto es cierto también en el mundo de la alta tecnología del Internet. Larry Ellison, director de Oracle, abandonó sus estudios en la Universidad de Illinois y es una de las personas más adineradas del mundo. Bill Gates abandonó sus estudios en Harvard y más tarde fundó Microsoft. Steve Jobs también dejó sus estudios universitarios, nada menos que para inventar la PC y fundar Apple y más tarde otras compañías exitosas.
Vincent M. Roazzi ('La Espiritualidad del Éxito')
Por lo tanto, aunque tener una educación y estar comprometido de por vida con la superación son condiciones esenciales para el éxito, no es un requisito tener un título formal. Esto es cierto también en el mundo de la alta tecnología del Internet. Larry Ellison, director de Oracle, abandonó sus estudios en la Universidad de Illinois y es una de las personas más adineradas del mundo. Bill Gates abandonó sus estudios en Harvard y más tarde fundó Microsoft. Steve Jobs también dejó sus estudios universitarios, nada menos que para inventar la PC y fundar Apple y más tarde otras compañías exitosas.
Vincent M. Roazzi ('La Espiritualidad del Éxito')
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