La conducta creadora pertenece a la categoría de las conductas integrativas, dado que el ser humano siente, piensa, actúa y crea como un todo, y en su trayectoria vital es sensible a los cambios ambientales, a fin de ajustar el propio cambio personal. La dimensión creadora de sus actitudes lo lleva no sólo a realizar nuevas asociaciones para integrar ideas y objetos, sino también a saber manipularlos con el cometido de activar su mente y descubrir nuevas potencialidades.
Tom Hudson, director del Cardiff College of Arts de Inglaterra, pregunta: ¿Por qué el hombre debe conformarse con lo que ya descubrió e inventó? ¿Por qué no habrá de introducir nuevos métodos y técnicas que lo llevarían al aprendizaje de nuevas formas de percepción? ¿Por qué no comenzar por la revolución creadora de la mente?
Los estudios de psicología han contribuido mucho a lograr una mejor comprensión de la conducta creadora, dado que procuran estudiar los procesos mentales, las medidas de las potencialidades creadoras y la relación entre los factores cognitivos y emocionales. Se están realizando investigaciones sobre la formación de los valores estéticos de la creación, el desarrollo de la percepción por la experiencia y la toma de decisión en la experiencia creadora, con el objeto de esclarecer los procesos de la representación simbólica y de la expresión, tanto en los niños como en los adultos.
La creatividad supone básicamente una conducta comunicativa destinada a transmitir alguna cosa a otras personas, y se diferencia esencialmente de la conducta informativa en la medida en que no pretende transmitir solamente informaciones, sino también sentimientos y emociones; por eso se la califica como “expresiva”. Expresar un sentimiento significa producir modificaciones en la situación ambiental que van a funcionar como estímulos capaces de provocar en el observador reacciones emocionales equivalentes.
La conducta creadora encierra una característica o rasgo simbólico que introduce una nueva realidad en el plano del proceso de comunicación provocando una serie de nuevas necesidades.
Recordemos, citando a Piéron, que la conducta presupone un sentido de adaptación, y que es influida por factores biológicos, de maduración y aprendizaje.
Así, observamos que la sociedad contemporánea requiere de los individuos una mayor apertura hacia nuevas experiencias, tolerancia para los cambios constantes y la ambigüedad de las situaciones, y un mayor estímulo de la autenticidad individual.
Una actitud creadora representa una respuesta adecuada a una situación nueva; una respuesta a una situación antigua, exige del individuo creador la capacidad de modificar su conducta ante nuevas informaciones y de desarrollar perspectivas a fin de pro por sí mismo, estimulando el cambio, proporcionando oportunidades para trasladar y aplicar el conocimiento a la realidad.
Las actitudes creadoras llevan al individuo no sólo a lograr una mayor independencia interna y autoconfianza, estimulándolo para desarrollar sus aptitudes, sino también a conocer sus características individuales y sus propios límites.
Con el fin de analizar mejor la conducta creadora podemos destacar los siguientes aspectos relacionados con ella:
• las actitudes del individuo en relación con su yo;
• las condiciones del desarrollo personal;
• el nivel de integración al medio;
• la capacidad de autorrealización y de autonomía de acción;
• la percepción esmerada de la realidad;
• el control de las potencialidades personales y del medio.
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ResponderEliminarhttp://www.test-de-inteligencia-es.es/#340457
Interesante artículo. Por desgracia, en la educación, especialmente en España, no puede decirse que se incentive demasiado la creatividad. Se potencia la inteligencia práctica y organizacional, frente a la emocional y creativa.
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