Hay un par de claves para el método más efectivo de solucionar problemas. La primera es reconocer que la manera sencilla de solucionarlo es mejor que la más sagaz.
Un ejemplo de la vida de Thomas Edison ilustra bien este punto. Se dice que tenía una manera singular de emplear ingenieros.
Le daba al aplicante un bombillo y le preguntaba: «¿Qué cantidad de agua puede contener?» Había dos maneras en las que los ingenieros casi siempre trataban de solucionar el problema. La primera era medir todos los ángulos del bombillo, y luego utilizar esas medidas para calcular el área de la superficie.
Ese método algunas veces tomaba tanto como veinte minutos.
La segunda manera era llenar el bombillo con agua y luego derramar el contenido en una taza de medir, lo cual generalmente tomaba un minuto.
Edison jamás empleó a los ingenieros que usaron el primer método. Él no quería que lo impresionaran, deseaba que brindaran resultados sencillos.
El segundo elemento en la solución efectiva de los problemas es la habilidad de tomar decisiones. Thomas J. Watson, antiguo director de IBM, creía que solucionar los problemas rápidamente era esencial para progresar. «Soluciónelo», afirmaba. «Soluciónelo rápido, bien o mal. Si lo soluciona mal, rebotará y lo golpeará en el rostro, y entonces podrá resolverlo bien. Quedarse muerto en el agua y no hacer nada es una alternativa cómoda porque no es arriesgada, pero es una manera absolutamente fatal de administrar un negocio». Y también es una terrible manera de la gente administrar sus vidas.
Ayude a otros a percatarse de cuándo necesitan ajustar el curso, encontrar soluciones sencillas en las que crean, y ejecútelas sin demora.
Abel Cortese
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