Jean Baptiste Lacordaire, uno de los más grandes oradores franceses del siglo pasado, habló del deseo en estos términos:
‘"QUIERO" ES LA PALABRA MAS RARA DEL MUNDO, AUNQUE LA MAS USADA. EL QUE LLEGA A ENCONTRAR EL TERRIBLE SECRETO DEL QUERER, AUNQUE HOY SEA POBRE Y EL ÚLTIMO, PRONTO AVENTAJARA A LOS DEMÁS’.
Si el deseo racional, sensato, no estuviera ligado a nuestras capacidades, no sería de tanta importancia cultivarlo.
Pero son muchos los autores que destacaron el vínculo entre deseo y capacidad.
Prentice Mulford, por ejemplo, señaló:
‘Desear hacer una cosa es prueba de que se posee la capacidad para hacerla’.
Y nada menos que el célebre escritor alemán Wolfgang Goethe se expresó así:
"Nuestros deseos son presentimientos de las facultades que están dentro de nosotros, indicios de aquello que seremos capaces de realizar. Lo que podemos y lo que deseamos, se presenta ante nuestra imaginación como algo futuro y que está fuera de nosotros; anhelamos lo que ya poseemos en secreto. Una apasionada anticipación trastueca, así, lo materialmente posible en una realidad soñada".
Orison Swett Marden, por su parte, dejó escrito: "Nuestras facultades se vigorizarán en proporción a la intensidad de nuestros pensamientos y anhelos".
Abel Cortese
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