28/8/09

El optimismo cura

Inteligencia Práctica: Proactividad e Iniciativa

Se hizo un experimento con mujeres sometidas a histerectomías en el St. Thoma's Hospital de Londres. A un grupo se lo consideró de control, a otro, estando anestesiadas, se les pasó una cinta de audio en las que se les decía que la operación iba bien y pronto se sentirían mejor. Los resultados indicaron que las mujeres que "oyeron" el mensaje optimista se recuperaron más velozmente y tuvieron menos probabilidades de sufrir fiebre o problemas gastrointestinales. "

Las enfermeras informaron que casi todas las integrantes del grupo de sugestión habían tenido una recuperación mejor de lo esperado", dice el informe. Comparando a este grupo con el de control, las mujeres que recibieron el mensaje positivo durante la operación tuvieron cinco veces mayores posibilidades de ser dadas de alta al día siguiente de serles quitados los puntos.

El optimismo en la curación o cicatrización de heridas. El Dr. Maxwell Maltz, cirujano plástico de fama mundial, observó notables diferencias entre individuos sometidos a intervenciones quirúrgicas. Y esas diferencias no estribaban en la edad, la dieta, el promedio del pulso o la presión sanguínea. Sobre aquellas personas que se recuperaban mucho más rápidamente, dejó escrito el Dr. Maltz:

"Esta clase de pacientes eran personas optimistas, alegres, 'sujetos de ideación positiva', que no sólo esperaban sanar pronto, sino que también, invariablemente, tenían alguna RAZON o NECESIDAD que les impulsaba a sanar rápidamente.

"Tenía que regresar al trabajo", "tenía que salir de aquí para poder alcanzar mi objetivo", constituyeron las más comunes expresiones de los mismos.

Debido a la estrecha relación que existe entre los pensamiento y las emociones, y entre las emociones y las reacciones físicas, sería sorprendente si los pensamientos no desempeñaran un rol en la salud y en la enfermedad. Dos ejemplos muy comunes, nos recuerdan la importancia del rol que juegan. Uno es el hecho, ampliamente documentado, de que la forma en que se siente una mujer que está dando a luz con respecto de sí misma, de su entorno y de la probabilidad de que todo va a ir bien, incide considerablemente sobre la fisiología de su trabajo de parto.

Aquí podemos reconocer aspectos del pensamiento constructivo, como por ejemplo el optimismo razonable, la confianza en sí mismo/a, la fe en su entorno y el apoyo de una relación afectiva profunda.

Se ha comprobado con mucha claridad que el individuo pesimista, que tiene una imagen negativa de sí mismo, que siente que las circunstancias lo dominan, en lugar de ser él quien domine las circunstancias, que interpreta cada suceso como una amenaza y no como un desafío, y que carece de compromisos significativos en su vida, sufre cefaleas, gastritis y dolores lumbares con más frecuencia que otras personas.

Quienes piensan en forma destructiva, concurren con mayor frecuencia al consultorio médico y al hospital.

Para detectar de qué manera la forma de pensar de una persona afecta su salud a lo largo de toda la vida, Christopher Peterson, Martin Seligman y George Vaillant observaron a 95 graduados de Harvard, de las clases de 1942 a 1944, durante aproximadamente cuarenta años.

Los investigadores estudiaron los resultados de los chequeos médicos de esos hombres entre los 25 y los 60 años de años de edad, teniendo en cuenta el optimismo y la autoestima demostrados por ellos a los 25 años. Hasta alcanzar los 45, el estado de la salud de esos hombres no guardaba relación con su forma de pensar, básicamente porque hasta esa edad todos seguían estando sanos.

Después de los 45 años, sin embargo, quienes tenían una forma negativa de pensar, estaban peor de salud que aquellos que pensaban en forma más positiva.

En apariencia, los trastornos serios de la salud, provocados por el pensamiento destructivo, no se evidencian hasta la mediana edad o hasta la vejez, cuando el ser humano se torna más vulnerable a las enfermedades. Mientras es joven y fuerte, su cuerpo puede soportar el pensamiento destructivo de su mente, pero no cuando va envejeciendo.

Por ejemplo, un equipo de investigación de Inglaterra comprobó que las mujeres que, frente al diagnóstico de un cáncer de mama, reaccionaban con sensaciones de impotencia y desesperanza, no sobrevivían, en promedio, tanto tiempo como aquellas que ponían de manifiesto un espíritu ‘combativo’.

Abel Cortese

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