ORGANIZAR PARA APRENDER
Hay momentos en los que el know-how de la empresa, las líneas de negocio y las relaciones de trabajo están en armonía con el mundo que los rodea. Las situaciones del negocio son familiares, la empresa está bien organizada y los empleados están preparados y tienen un alto nivel de participación.
Durante este tiempo los directores no necesitan desarrollar ni implementar nuevas ideas, su trabajo es asignar recursos para promover el crecimiento y desarrollo, canalizando capital y gente a las partes de las organizaciones mejor posicionadas, para beneficiarse del actual estado de oportunidades. Estas partes de la organización se convierten entonces en grandes, con mejor estabilidad y mayor poder.
Pero aun cuando una compañía tiene un alto nivel de organización, las circunstancias del medio ambiente pueden variar. Nuevas tecnologías se presentan en escena, cambios en el mercado o en los gustos de los consumidores, etc., y la empresa debe entrar en una nueva fase de vida. Para mantenerse en sintonía con el medio ambiente, tiene que estar dispuesto a cambiar su organización (cómo, qué y dónde produce). Y una vez que se ha adaptado al nuevo ambiente, no falta mucho tiempo para que la organización que se solía ser tenga que evolucionar. Ésta es la esencia del aprender.
¿Cómo una organización - tan distinta a un individuo - puede aprender? Los pájaros nos pueden ayudar a contestar esta pregunta. Consideremos el trabajo de Allan Wilson, profesor de bioquímica y biología molecular en la Universidad de California, en Berkeley.
De acuerdo con la hipótesis de Wilson, gran número de especies puede perfeccionar su habilidad de explotar las oportunidades de su medio ambiente. Para que esto suceda, tres condiciones son necesarias:
* Los miembros de las especies deben tener y usar la habilidad para moverse, y deben unirse en grupos antes de ir solos en territorios desolados.
* Algunos individuos deberán tener el potencial para inventar nuevas conductas (o destrezas).
* Las especies deben tener un proceso de estabilización, para transmitir una destreza individual a una comunidad entera, no genéticamente sino a través de comunicación directa.
La presencia de estas tres condiciones, de acuerdo con Wilson, podría acelerar el aprendizaje en las especies como un todo, incrementando su habilidad para adaptarse rápidamente a cambios fundamentales en el medio ambiente.
Los pájaros que se agrupan aprenden más rápido. Lo mismo ocurre con las organizaciones que alientan la conducta de agrupamiento. Cualquier organización con decenas de empleados, puede avanzar a través de por lo menos tres o cuatro personas lo suficientemente curiosas para ‘aventurarse’ en nuevos lugares, buscando y encontrando ‘mejores alimentos’ (ideas de producción, segmentos de mercado, etc.).
Pero tener un puñado de individuos innovadores no es suficiente para asegurar el aprendizaje institucional. La organización debe alentar a esas personas para que interactúen permanentemente con los demás.
Abel Cortese
30/9/09
Organizar para Aprender
Inteligencia Organizacional: Liderazgo
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