Inteligencia Práctica: Administración de la Energía Física
"¿Puedes respirar libremente y permanecer relajado, aún en presencia de apasionados temores y deseos?"
John Heider
Llamamos RELAJACIÓN al estado diametralmente opuesto al de TENSIÓN.
En principio, es la ausencia total de CONTRACCIONES.
Si profundizamos, podemos definir a la relajación como un ESTADO DE COMPLETO REPOSO FÍSICO Y MENTAL.
Al estar relajados los músculos, los nervios que los comandan no transmiten ningún mensaje. Inactivos, como conductores eléctricos aislados, no reciben ni transmiten corriente, permitiendo el descanso del sistema nervioso central.
Si en una parte del cuerpo se alcanza la relajación profunda, no pueden existir allí reflejos nerviosos, como no se puede escuchar radio si el aparato está desconectado.
Cualquier movimiento que hacemos consiste en un impulso nervioso que contrae un músculo. Lo natural sería que, al no haber movimiento, la contracción muscular desapareciera. Tal cosa no sucede. Por desgracia, vivimos en un estado permanente de tensión. Los dedos crispados, mordiéndonos los labios, o el ceño fruncido, los músculos en tensión, causados por conflictos, preocupaciones, ansiedades y miedo.
En pocas palabras, el estado pasivo consciente es casi desconocido en nuestra vida cotidiana.
Estamos en un continuo estado de tensión, y cualquier estímulo repercute en los músculos, las glándulas, los órganos y la psiquis. Y lo peor, es que tal estado tensional escapa casi siempre a la conciencia. Vivimos con los músculos contraídos, aun cuando no es necesaria ninguna actividad, consumiendo importantes cantidades de energía y dañando órganos y músculos. Aumentamos nuestro estado potencial o real de irritabilidad, de inestabilidad, de fatiga.
Entramos en este círculo vicioso que nos termina pareciendo normal: el estado de tensión psíquica repercute sobre nuestra parte física, y ésta, de rebote, acentúa nuestra tensión psíquica.
Y conviene recordar que ‘la mayor parte de la fatiga que padecemos es de origen mental; en realidad, el agotamiento de origen puramente físico es raro’.
Con esta descripción, usted habrá adivinado por qué es tan importante aprender y practicar la RELAJACIÓN.
Abel Cortese
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