El Dr. Karl Pribram, un gran investigador de las funciones mentales, escribió: "Después del desmantelamiento del ferrocarril elevado, que recorría el Bowery neoyorquino, la gente se despertaba a menudo en el instante en que hubiera debido pasar un convoy, y telefoneaba a la policía diciendo que había ocurrido algo raro. Y unos investigadores rusos, durante un experimento sobre las ondas cerebrales del sujeto que percibe un ruido, descubrieron que las indicativas de atención se extinguían cuando se habituaba a él, y que se reavivaban si se SUAVIZABA. Así, pues, interesan a la memoria LAS DISCREPANCIAS, tanto o más que los hechos"
Los sucesos desusados se recuerdan con mayor facilidad que los habituales.
Los sucesos desusados se recuerdan con mayor facilidad que los habituales.
LA INTUICIÓN Y LA MEMORIA
En muchos casos, la INTUICION se basa en la MEMORIA.
Un dato no existe en el vacío, aislado. Cada cosa está conectada con otra cosa.
Los antiguos maestros de la filosofía griega (Aristóteles, Sócrates, Simónides, Platón), al impartir una idea importante, abofeteaban al discípulo. Gracias a ese gesto, el momento (y la idea) eran memorables. Era algo que concentraba la atención. Usted puede crear su propia manera de ‘abofetearse mentalmente’.
Dijo Aristóteles: “Para pensar, debemos especular con imágenes”.
Hace miles de años ya se sabía que es necesario VISUALIZAR imágenes mentales para PENSAR, y luego recordar.
Abel Cortese
En muchos casos, la INTUICION se basa en la MEMORIA.
Un dato no existe en el vacío, aislado. Cada cosa está conectada con otra cosa.
Los antiguos maestros de la filosofía griega (Aristóteles, Sócrates, Simónides, Platón), al impartir una idea importante, abofeteaban al discípulo. Gracias a ese gesto, el momento (y la idea) eran memorables. Era algo que concentraba la atención. Usted puede crear su propia manera de ‘abofetearse mentalmente’.
Dijo Aristóteles: “Para pensar, debemos especular con imágenes”.
Hace miles de años ya se sabía que es necesario VISUALIZAR imágenes mentales para PENSAR, y luego recordar.
Abel Cortese
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