‘Sé atrevido y valiente. cuando vuelvas la vista atrás, lamentarás más las cosas que no hayas hecho que aquellas que hiciste.’
H. Jackson Brown
Parece difícil definir la audacia. El diccionario va remitiendo a distintos términos: remite a la intrepidez, al arrojo, al valor en el peligro, a la osadía, al atrevimiento.
Lo cierto es que la audacia parece ser la ‘sal’ de las grandes empresas.
El poeta italiano Metastasio decía: 'UNA HERMOSA AUDACIA CONDUCE A LAS GRANDES OBRAS'. Y el inmortal Jonathan Swift dejó escrito: "Los brutos no van más allá de sus posibilidades. El oso no intenta volar. El caballo titubea antes de saltar la triple valla. El perro retrocede instintivamente ante una zanja demasiado ancha y profunda. Tan sólo el hombre, en su locura, se rebela obstinadamente contra las prohibiciones de la naturaleza y se empeña en oponerse a sus planes".
La audacia rompe los límites, y forma parte esencial de nuestro progreso como civilización, en todas las áreas de nuestra existencia.
Los grandes inventores, los grandes líderes, raras veces han sido simplemente "realistas". No lo fueron ni Gandhi, ni Walt Disney, ni Colón, ni Edison, ni Einstein...
Apenas la historia registra una proeza del entendimiento humano, sin que antes de realizarla multitud de personas dijeran que era una locura intentarla.
En su obra PROFILES OF THE FUTURE, el gran escritor Arthur C. Clarke recopila una impresionante lista de predicciones fallidas en los campos de la ciencia y la tecnología: la de que es ‘científicamente imposible’ que vuele algo más pesado que el aire, la de que ‘los viajes espaciales son una quimera’, la de que ‘nunca se podrá llegar a dominar la energía del átomo’, etc.
Tales predicciones, generalmente formuladas unos años antes de que se demuestre que eran equivocadas, proceden no de los desinformados e irresponsables, sino normalmente de los especialistas más reputados y admirados de los respectivos campos científicos de que se trate.
En otras palabras, la audacia siempre dio buenos dividendos. Para decirlo con el ingenio de George Bernard Shaw: "Los razonables son los que se adaptan al mundo. Los irrazonables son los que no lo hacen. Por lo tanto, el progreso se produce gracias a los irrazonables".
Parece que la gran pregunta del audaz es en torno a la palabra IMPOSIBLE. Y la formulación de esa pregunta es: ‘Los imposibles, ¿son hechos u opiniones?’
La audacia no es sinónimo de triunfo. Porque la audacia puede fracasar. Pero un pensador gigante, como Wolfgang Goethe, dijo:
"LAS ALTAS PRETENSIONES, EN SÍ, SON, AUNQUE NO SE REALICEN, MAS ESTIMABLES QUE LAS BAJAS Y PERFECTAMENTE REALIZABLES".
Existen curiosas evidencias para justificar el lema "el que arriesga, gana". Durante la Segunda Guerra Mundial, el Doctor Paul Tourrance, psicólogo, realizó un estudio de los pilotos más reconocidos de Estados Unidos, descubriendo que una de sus características principales era la capacidad para asumir riesgos.
Esta capacidad mejoraba su desempeño, y lejos de predisponerlos para accidentes, aumentaba su seguridad.
El Doctor Tourrance concluía: "La vida en sí misma es una cuestión riesgosa. Si pasáramos la mitad del tiempo que usamos en evitar riesgos aprendiendo a asumirlos, no sentiríamos tanto temor en la vida".
La opinión de los especialistas, en torno a este punto, es que al enfrentar los riesgos y superar los desafíos, mejoramos nuestra eficiencia y aumentamos nuestra autoestima. La audacia, muchas veces, hace que los logros excedan dramáticamente a las habilidades iniciales.
Abel Cortese
3/9/09
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Llegue a hoy por audaz
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