Desde que existe la humanidad, mucha gente ha creído que el ELOGIO tiene algún poder que obra milagros.
Charles Fillmore, co-fundador de la Unity School of Christianity, escribió: ‘Las palabras de elogio, de gratitud o de acción de gracias desarrollan, liberan e irradian energía por doquier... A fuerza de elogios se puede lograr que una persona enferma se fortalezca; que un corazón temeroso encuentre paz y confianza ; que unos nervios destrozados se equilibren y cobren energía; que una empresa quebrada se convierta en un negocio próspero; que la carencia y la insuficiencia sean substituidas por la abundancia y el apoyo’.
El elogio impulsa a la gente a actuar, le infunde confianza y fomenta su crecimiento.
EL ELOGIO, LA MOTIVACIÓN Y LA ENERGÍA
AL RECIBIR UN ELOGIO, EL ESPÍRITU SE ANIMA. ¿No lo ha comprobado?
Cuando el Dr. Henry Goddard ocupaba el cargo de psicólogo en Vineland Training School, usaba un instrumento que él llamaba ‘ergógrafo’ para medir la fatiga. A niños fatigados se les decía una palabra de elogio o encomio, el ergógrafo señalaba un flujo ascendente de nueva energía. Cuando los niños eran criticados o desestimulados, el ergógrafo mostraba que su energía física sufría una repentina caída.
¡De modo que aunque la ciencia no pueda explicar el poder del elogio, sí lo puede medir!
Elogie a una persona por lo que HACE, no por lo que ES. Felicítela por lo que TIENE, no por lo que ES.
Elogiar el acto constituye un incentivo para que la persona elogiada siga haciendo cosas por el estilo. Recuerde que el elogio produce la propensión a multiplicar y agrandar cualquier cosa a la cual se dirija.
Abel Cortese
Cuando el Dr. Henry Goddard ocupaba el cargo de psicólogo en Vineland Training School, usaba un instrumento que él llamaba ‘ergógrafo’ para medir la fatiga. A niños fatigados se les decía una palabra de elogio o encomio, el ergógrafo señalaba un flujo ascendente de nueva energía. Cuando los niños eran criticados o desestimulados, el ergógrafo mostraba que su energía física sufría una repentina caída.
¡De modo que aunque la ciencia no pueda explicar el poder del elogio, sí lo puede medir!
Elogie a una persona por lo que HACE, no por lo que ES. Felicítela por lo que TIENE, no por lo que ES.
Elogiar el acto constituye un incentivo para que la persona elogiada siga haciendo cosas por el estilo. Recuerde que el elogio produce la propensión a multiplicar y agrandar cualquier cosa a la cual se dirija.
Abel Cortese
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