AUN EL FRACASO ES UN MOTIVADOR. QUIZA EL MOTIVADOR POR EXCELENCIA.
Un oscuro profesor universitario tenía una esposa sorda. Su deseo más ávido era perfeccionar un aparato auditivo para que pudiera oír su esposa, a quien amaba tanto. Dedicó cada dólar disponible y todo momento posible a trabajar en su sueño. Los libros de historia nos dicen que fracasó en este proyecto, pero distó mucho de ser un completo fracaso, ya que este esfuerzo fue la plataforma para desarrollar más tarde un aparato que revolucionaría el mundo.
Alexander Graham Bell no alcanzó su objetivo, pero la humanidad se benefició considerablemente, debido a que se dedicó a ver una solución para el problema de alguien más. Trató de ayudar a uno y falló. En vez de ello, ayudó a millones con la invención del teléfono.
Pero lo que movió a Graham Bell a persistir en su intento de construir un aparato telefónico fue su enorme motivación personal.
Varios años antes, un inventor alemán llamado Wilhelm Reiss había perfeccionado un dispositivo para transmitir sonido por alambre. En realidad, si Reiss hubiera acercado dos electrodos apenas 1/1000 de pulgada, de manera que se tocaran entre sí, hubiera inventado el teléfono. Irónicamente, sin embargo, Reiss puede no haber alcanzado la inmortalidad por el más pequeño de los márgenes. Su fracaso por un pequeño margen, nos hace preguntarnos qué hubiera sucedido si Reiss hubiera estado trabajando con la misma motivación que Bell. ¿Hubiera sido posible que esos electrodos se tocaran ‘accidentalmente’ entre sí? Jamás lo sabremos.
Abel Cortese
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