Un buen ejercicio de reeducación psico-física es el del cultivo de las sensaciones conscientes.
Por ejemplo, aplicar la vista, por unos segundos, a un paisaje, a un objeto, a un detalle, con ATENCIÓN TRANQUILA y casi pasiva, sin prisa, sin fijar el pensamiento en otra cosa, sino dejando que el objeto entre dentro de los sentidos tal cual es, sin modificaciones subjetivas. MIRAR COMO MIRA UN NIÑO DE POCOS AÑOS.
Aplicar el OÍDO a un ruido próximo o lejano, también por pocos segundos. Dejarse penetrar por el sonido, con naturalidad, sin discurrir sobre el hecho, ni sobre su causa. Ser un MERO RECEPTOR DEL RUIDO, y percibirlo con placer y descanso. Para hacerlo mejor, ayuda el cerrar suavemente los ojos.
Aplicar el TACTO, palpando los objetos, sintiendo el frío o el calor, la dureza, etc.
SENTIR los propios pasos, la silla en que se descansa, la puerta que se abre.
SENTIR la propia respiración, el aire que entra, el pecho que se llena, etc. La primera sensación percibida será la más consciente.
Cuidar al mismo tiempo que los músculos de la frente y de los ojos estén sueltos y relajados, pues cuando hay tensión neuro-muscular, fácilmente habrá también tensión psíquica y, con ella, falta de paz en la sensación; al revés, si los músculos se aflojan, también el espíritu tiende a aliviarse.
Ejercitarse varias veces al día, recibiendo cinco o seis sensaciones por cada sentido.
Es necesario hacer esto con alegría y gozo, como un deporte o un entrenamiento útil, sin ansiedad, preocupación o tristeza.
Abel Cortese
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